Como siempre, todo llega. El escenario está listo y las cosas se van aclarando un poco. Mauricio Macri, como dijimos siempre desde aquí, no encontró condiciones objetivas ni subjetivas para alimentar el sueño presidencial. Para hacerlo
debió ser un político de raza y no un frío especulador atento a los intereses propios y de su entorno. Le damos la derecha,
ya que de otro modo podía perder todo, algo bastante riesgoso.
De todos modos, y todas las encuestas así lo marcan, hoy por hoy es el favorito para ganar la primera y la segunda vuelta. En condiciones normales debería retener el distrito, a pesar de no haber cumplido con aquel cheque en blanco del 60 por ciento que le dio la gente en 2007. Tanta expectativa fue demasiado para tanta inexperiencia en “los nuevos de la política”. Si se equivoca mucho en estos cincuenta días, la novedad es que puede perder. La diferencia en primera vuelta marcará la tendencia, eso es más o menos de diez puntos.
Macri tendrá que lidiar la batalla con el candidato del kirchnerismo, Daniel Filmus, quien será el escollo mayor. Si bien ya lo derrotó por amplia diferencia cuatro años atrás, los escenarios no son iguales. Aquella vez la tozudez de Alberto
Fernández dividió un voto (Filmus más Telerman) que junto daba exactamente el guarismo que sacó –en una elección espectacular– el actual Jefe de Gobierno en aquella primera vuelta. Hoy la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández
de Kirchner, quien supera ampliamente en intención de voto al propio Macri en la Ciudad, se ha puesto al frente de la campaña K, desde la estrategia previa y la elección de los candidatos. La propuesta es “sumar a la Capital al proyecto nacional” y eso sólo lo puede lograr ella, jamás podría hacerlo Filmus solo.
Seguramente los K harán eje en la capacidad de gestión, sobre todo en obra pública, que han demostrado en otras ciudades del país, a partir de fuertes decisiones políticas seguidas de una jugosa caja a esos fines. El tema de la decisión política no es menor. Unos siempre avanzan y los otros siempre dudan. Y es algo que la opinión pública ya advierte.
Macri tiene a su favor un arma de doble filo que decidió la Presidenta al armar su estrategia. La colectora que tendrá Aníbal Ibarra respaldando a Filmus, más allá del supuesto progresismo que le agrega, es una fotocopia de un gobierno
que nada tuvo que ver con el actual kirchnerismo, al que le soltó la mano una vez llegado al poder. Todo ello implosionó en las 194 muertes de Cromañón como corolario del descontrol operativo de un gobierno que hablaba mucho y hacía bastante poco. Hay que ver si la sociedad identifica positiva o negativamente la sumatoria de Ibarra a este proyecto, pero es lejos el punto más flojo de la propuesta K, sobre el que más atacarán: el trío Alberto, Filmus e Ibarra.
La continua victimización de Macri respecto de la agresión
del Gobierno nacional hacia su gestión ya hartó. Habrá que ver en este punto si los porteños prefieren la promesa de “revolucionar la gestión” que proponen los K o si rechazan de plano la entrada del Gobierno nacional a la Capital, en un intento de impedir dejar un país monocolor. Un párrafo aparte para Miguel del Sel, quien fuera premiado por su osadía política en condiciones pésimas frente a dos aparatos monstruosos. Algo diametralmente opuesto a lo que decidió Macri que, sin embargo, voló a sacarse esa noche la foto con el Midachi. ¿Qué habrá pensado luego?
Pino es seguro que no será el de antes. No queda claro si va a favorecer a uno o a otro. Sin embargo, colocará una cantidad de diputados que, sumados a los ya están, son muchos. Habrá que ver cómo logrará mantenerlos unidos sin política de poder. No se puede ser testimonial con quince legisladores. Es parte de la incoherencia política porteña.
Otros candidatos pelearán este segundo pelotón, habrá más o menos 20 puntos en juego para estas fuerzas, donde aparece Jorge Telerman pidiendo un reconocimiento a su gestión, a la que se le admite agresividad a pesar de la debilidad en que se gestó. Aunque también fue desprolija, pero el Pelado insiste en rediscutir la Ciudad. Lo que le falta es una pata nacional, al menos por ahora, y aspira a juntar heridos del peronismo.
La Coalición Cívica decidió ir sola con María Eugenia Estenssoro en uno de los últimos intentos de esta fuerza de tomar identidad en la Ciudad, ya que habitualmente terminan sosteniendo en todos los momentos difíciles al oficialismo del distrito. Una novedad es Javier Castrilli y su visibilidad
callejera. Armó equipos de tolerancia cero y “tarjeta roja”, con una campaña basada en hacer todo lo que Macri prometió y no hizo. Lo ayuda en esta apuesta su alto nivel de conocimiento y su imagen de justiciero, que trascendió la polémica arbitral.
Uno que vuelve es el radical/Recrear/PRO Ricardo López Murphy, que quedó solo y aislado tras su fallido acuerdo con De Narváez, que, a su vez, tentó con éxito a los radicales que no saben aún cómo salir del tobogán pos-2001. La UCR dividirá su escaso caudal entre estas dos propuestas, más algo a Lilita, y apoyando también al macrismo como en otras ocasiones.
También la izquierda roja y Biondini tienen candidatos, aunque no miden nada. Macri, Filmus, lejos Pino y Telerman, luego Estenssoro; Castrilli y López Murphy parejos con Giudici a la cola. Así largan. Veremos qué hacen ahora. Se juegan mucho. Sobre todo los dos primeros.