La votación del presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires dejó algo más que los fríos números de los que dispondrá el jefe de Gobierno Mauricio Macri. También encendió el semáforo amarillo sobre ciertas situaciones que alterarían el equilibrio político que hoy se vive en el Palacio comandado por Diego Santilli. No hay más que analizar cómo votaron los distintos diputados para darse cuenta que algo está pariendo y tendrá especial repercusión sobre todo en el bloque kirchnerista. Aunque eso nuevo no sólo alcanza al bloque que conduce hoy Diego Kravetz sino que arrastra en una armonía intelectual y racional -que como dijimos tuvo su bautismo de fuego el día del presupuesto- a otros sectores o bancadas de la Legislatura.
La discusión fue dura en el bloque K antes de acordar entre los sectores internos la abstención, ya que la postura de "votar no positivo" liderada por Kravetz no logró imponerse puertas adentro. Cercado por Juan Manuel Olmos y sus aliados, el ahora hombre de Néstor Kirchner debió optar entre la abstención o la división del bloque, en un camino sin retorno hacia la ruptura. Hay que recordar que Kravetz no logró mantener en pie el acuerdo del Juego cuando Macri desistiera del mismo en la conferencia de prensa que diera con Gabriela Michetti, algo que le fuera reclamado insistentemente desde Olivos; tampoco tiene firme la relación con Juan Cabandié, el preferido del "Jefe" en Perú 130 y sufrió la deserción de la periodista Gabriel Cerruti, todo en el mes de diciembre, por no decir en la última quincena. Demasiados golpes para una sola espalda.
Hubo siete diputados entre ellos cuatro K (el propio Olmos, Silvina Pedreira, Ivana Centanaro e Inés Urdapilleta) que votaron exactamente lo mismo no sólo en la votación general del presupuesto sino en el resto del articulado, y eso no es casualidad sino el comienzo de un proyecto en común en la Legislatura porteña del que no sería ajeno el ex jefe porteño, Jorge Telerman. Completaron la grilla los radicales Alejandro Rabinovich y Fernando Cantero y por último el líder del Encuentro Progresista, Raúl Fernández. Estos siete diputados serán los que marquen un punto de inflexión en la Legislatura que viene, aunque nadie asegura que el número esté cerrado; podrían ser más apenas comience el año. Por lo pronto si se sumaran circunstancialmente al oficialismo lograrían la mitad más uno del cuerpo, mientras que si se opusieran lo dejarían en problemas, ya que quedaría Ibarra y Cía, los K residuales y la Coalición.
Pasó el presupuesto pero quedó la política que será la que, como en esa ocasión, marque los realineamientos y consecuentemente las votaciones futuras. El que quedó pegado a Macri en este caso fue el bloque de Enrique Olivera, un par de días antes que recorrieran las redacciones los cables indicando que podría darse un acercamiento entre Elisa Carrió y Mauricio Macri a nivel nacional. ¿Y local no? Imposible, es como si alguien planteara jugar el campeonato con Boca y la Copa Libertadores con River al mismo tiempo.
El 2009 será un año difícil si lo hay para la Argentina. Influirá el contexto internacional, algo que para peor desde esta bendita tierra siempre nos encargamos de darle mayor dramatismo por los errores propios. El gobierno nacional estará demasiado tensionado por la diáspora que viene sufriendo tanto desde el plano del peronismo como desde el famoso "transversal" que justamente lo acusa de volcarse demasiado al peronismo. Es obvio que ese discurso no tiene nada que ver, esta salida del oficialismo no es causa de "su encerramiento" en el PJ sino con la pérdida de credibilidad del gobierno y la poca esperanza en la sociedad y en la dirigencia del futuro del mismo.
El panorama parece sombrío para el kirchnerismo de la Capital habida cuenta que el estilo poco dialoguista que impuso Alberto Fernández en sus cuatro años de liderazgo, no le permitió a esa fuerza echar raíces duraderas en el distrito. Fue una etapa de "discurso único" en sintonía con las necesidades de la Casa Rosada y sin ninguna propuesta para el distrito. La necesidad de sobrevida y vigencia ante el electorado porteño es la que motiva los movimientos que se están produciendo en la Legislatura como la ya inevitable ruptura en el bloque K. Mientras tanto la Coalición Cívica deberá revisar el rumbo de su bloque que no sólo se acerca y se aleja del macrismo con demasiada alternancia sino que es usual verlos votar con disidencias en su propia fuerza.
El macrismo mientras tanto sigue manteniendo la reserva sobre si las elecciones serán o no desdobladas. Por un lado Gabriela Michetti es la única carta ganadora que tienen por lo que deberían jugarla en la doble elección de octubre. Feliz de la vida estaría Horacio Rodríguez Larreta, ya que ganaría la elección y se la sacaría de encima en la gestión. Si así fuera ¿quién encabezaría las listas en la Ciudad? ¿Para quién podría quedar la presidencia de la Legislatura, cuando se vaya Santilli? ¿Pondrían un festilindo con banca atrás o alguien con la experiencia necesaria? Todavía falta y son muchas dudas para esta época.
Feliz Año Nuevo para todos y gracias por estar siempre conectados en la confianza con nosotros. Sinceramente, mil gracias.