“No entiendo cómo hemos llegado a esto” dijo consternado el ingeniero Macri después de la lamentable batalla en el predio del Borda.
Sin embargo, es posible entender cómo se llegó a ésto.
El 1 de febrero próximo pasado en una nota titulada “Hay que reencauzar a la Policía Metropolitana” , advertía que se estaba desvirtuando y desviando la propuesta inicial, la de una fuerza civil de proximidad y protección, mayoritariamente apoyada por todos en la Ciudad. Que se observaban señales de que la Metro estaba mutando en una policía militarizada, y prepotente, como la Federal, aunque quizás menos corrupta ya sea porque recibe mejores sueldos, o porque en los negocios organizados ya no caben más socios.
Las señales de alerta fueron los métodos, que –normalmente- son expresión de las políticas. En el Parque Centenario a fin de enero se produjo la absurda escena de una fuerza policial defendiendo rejas y un conjunto de vecinos defendiendo sus derechos.
La batalla del Borda fue peor aún.
La policía metropolitana ingresó al predio de madrugada, por atrás y forzando candados. Con aprestos de combate. Sabían que habría conflicto. Y en lugar de trabajar sobre el conflicto y construir su encauzamiento, optaron por la vía de hecho, autoritaria y en desigual uso de la fuerza.
El predio del Borda tiene 14 Has, casi 142.000 m2.
Hay lugar para todos: hospital, casas de medio camino, talleres, centro cívico y más aún. Lo que no hay es diálogo sensato y racional.
Por eso se llegó a esto, porque no hubo ni sensatez ni racionalidad para diagnosticar los conflictos, ni esfuerzo por abordarlos constructivamente y en cambio hubo desprecio por los “pueblos originarios” que viven en la ciudad –y en el Borda- desde antes que este gobierno fuera electo. El electorado porteño les confió más del 62 % de votos para que administren, no para que colonicen y decidan como dueños. Son mandatarios, no mandantes.
El proyecto de revalorizar el Sur y construir el Centro Cívico es bueno y fue aprobado.
Reiteradamente la Defensoría del Pueblo ha ofrecido sus equipos de mediación, que tampoco son los únicos ya que los hay por todas partes: en Fiscalía General, en Defensoría General, las Facultades, el Colegio Público de Abogados, el Consejo de la Magistratura, en las comunas, y en muchas ong. Hay una red de mediadores y podemos cooperar unos con otros o consultarnos en conflictos difíciles. Hay mediadores para elegir. Por eso no se entiende que elijan las balas de goma. Por eso no pueden “entender cómo se llegó a esto”.
El resultado es que los hechos se vuelven en contra y el desborde daña a todos. La sociedad ha sido sorprendida con los pelotones de combate uniformados de negro y enmascarados, tirando a corta distancia contra enfermeros, trabajadores, pacientes y periodistas.
Después llegaron las inexplicables explicaciones acerca de que los enmascarados de negro y armados fueron víctimas defendiéndose de los violentos. Ahora lo que no se entiende es cómo llegaron a esta conclusión.
El Jefe de Policia que estaba en el lugar de los hechos, pudo haber ordenado el repliegue de sus efectivos. No lo hizo, sino que pidió refuerzos para mantener durante 8 horas un combate inédito. Tampoco habló después. El libreto de las explicaciones inexplicables se lo dejó a los civiles.
Así fue como la Policía Metropolitana -ex protectora y ex de proximidad- completó en el Borda una jornada memorable en defensa de una demolición y sus escombros.
Así como tres meses antes la habían mandado a defender rejas en Parque Centenario.
Alguien olvidó que fue creada para defender derechos.
Es nuestro deber recordárselo.