El PRO de Mauricio Macri se mete en la interna venezolana. Allí mando una delegación encabezada por Pinedo y Bullrich.
Bajo las indicaciones del presumido y prepotente norteamericano Mitt Romney, quien prometió de manera imperial una cruzada anti-bolivariana en América Latina, la derecha vernácula apoya a Henrique Capriles. Este sector de la oligarquía nativa, la expresión más acabada de un modelo neo-colonial, asume una actitud contraria a los ideales de los próceres de nuestra independencia. Una cruzada anti-bolivariana, también es una cruzada anti-sanmartiniana. Por más que encubran sus intereses en un republicanismo, que en buena parte de la historia no respetaron, hoy puede verse con total claridad la alianza internacional que representan y quiénes son sus jefes políticos.
Llamar dictadura a quien se somete permanentemente al escrutinio de las urnas, para mantener viva la llama de la soberanía popular, resulta una afirmación tan falaz que pone a los emisores del Partido Republicano y el PRO como farsantes y mentirosos profesionales.
El PSA portador de una tradición democrática no es afecto a la perpetuación de los mismos líderes en el Poder. Pero no hacemos de esto un dogma. Entendemos que cada pueblo se rige por la Constitución que se ha dado y en última instancia es ese pueblo el que tiene que respetarla y posee el derecho de cambiarla en función del bienestar general.
En el caso venezolano las urnas dirán la última palabra y seremos respetuosos de su resultado. Pero no tenemos ninguna duda que nuestros ideales de justicia social, de construcción de una sociedad solidaria, sin explotados ni explotadores, independiente de cualquier potencia extranjera, en unidad de todos los pueblos latinoamericanos, en el camino de cambiar un capitalismo dependiente y depredador por un socialismo humanista, moderno y defensor del ambiente; vive y vibra en las filas que se encolumnan tras la candidatura de Hugo Chávez.
En Argentina, el PRO pretende liderar un rejunte nativo de fuerzas diversas que lo catapulten en las próximas contiendas electorales. Tratan de esconder su concepción retrógrada, encubiertos en una prédica tallada por asesores como Durán Barba y otros. Pero de poco les servirá. Ni siquiera algún resultado electoral que les resulte favorable. Son, simplemente, una derecha representativa del pasado.
El proceso de profundización Democrática está lanzado en toda América Latina. Y nada lo detendrá. Son los pueblos los que en el marco del sufragio universal van marcando la orientación de estos procesos, y las aspiraciones mayoritarias de ascenso social, libertad e igualdad, desbordan absolutamente los estrechos límites del neo-colonialismo ofrecido por la derecha, como ya lo vimos en 2001.
El cristinismo caracterizado por el oportunismo, el pragmatismo, la improvisación multi-direccional y cierto hedonismo de Poder, debería reflexionar sobre la construcción de un futuro que apunta a depositarlo en manos de la derecha.
Quienes pertenecemos a la izquierda, deberemos mejorar nuestra propuesta programática y tener la amplitud para construir un gran espacio político, social, cultural y ambientalista capaz de gobernar la Argentina.
Mientras tanto tenemos claro que nuestras primeras bolillas negras son para el mandante Mitt Romney y su mandatario local Mauricio Macri.
Mario Mazzitelli
Secretario Gral. Nacional del Partido Socialista Auténtico (Argentino)