A raíz de los anuncios del Jefe de Gobierno sobre el metrobus y los reclamos sobre el juego y el puerto y al reflexionar acerca de las cuestiones e intereses que se entrecruzan en estas demandas aparecen varias cuestiones que nos llaman la atención.
Después de incumplir con las obligaciones derivadas del acuerdo del traspaso del subte y negarse a administrar las concesiones de los ómnibus capitalinos, pareciera que las explotaciones de servicios públicos no le son útiles a su holgding. Sí parecieran serlo las obras de estaciones de metrobus, las bicisendas, algunos escasos metros de túnel para subtes, la metropolitana en algunos barrios y asuntos por el estilo. Temas que claramente no solucionan ninguna cuestión de fondo, pero sirven para propagandear y hacer pasar por acción a la inacción, agregando un poco de cosmética a la devaluada ciudad.
Con la excusa de la transferencia de los recursos, incluyendo en estos últimos a los subsidios, y otras evasivas varias pretende administrar cuestiones como el transporte sólo si le son rentables. Por lo que intenta no asumir responsabilidades ni los problemas que lógicamente se suscitan de la explotación de actividades complejas, como es el transporte público de pasajeros; contradiciendo sus promesas de ya tres campañas electorales.
Es absurdo que gobernando la ciudad y dado que la movilidad dentro de ella es una cuestión primordial en la calidad de vida de los vecinos, rechace con tan poco fundamento, una actividad que le es indispensable. Nadie podría negar, tal vez el atraso en la tarifa o el no óptimo estado del material rodante, pero esas no son cuestiones definitorias. Si su voluntad es hacer una ciudad mejor, debería aceptar el subte y todo el transporte, así la situación de éste sea lamentable.
Es decir, si un alcalde, intendente, o más aún, un Jefe de una ciudad con autonomía reconocida por la Constitución Nacional, no puede administrar ni decidir una política de transporte de pasajeros y consecuentemente, sobre la movilidad de los ciudadanos dentro de ella; sería bueno preguntarse, qué es lo que hace el gobierno de la ciudad, qué administra, qué hace con el cuantioso presupuesto con el que cuenta.
Si lo comparáramos con el caso de la seguridad, resulta ahora llamativo que tan interesado esté por el traspaso, ya que con o sin recursos, se presentarían problemáticas aún más complejas de desenmarañar que en el caso del transporte. Al referirse a los subtes hizo mención al mal estado del material rodante, cuestión que de ser cierta claramente debería haber sido advertida incluso antes de ser candidato a gobernar la ciudad. Me preguntaría entonces si sería lógico, que en el caso de la seguridad se refiera a similares problemas que posee la fuerza y por lo consiguiente, termine por no aceptarla más allá de si le son traspasados o no los recursos.
Es evidente que sus propuestas y decisiones suelen responder a presiones de los grupos de poder que lo acompañan que intentan sólo hacer negocios con la gestión, y a las interpretaciones que realiza algún grupo de expertos en imagen o más bien expertos en oportunismo. Estos prefieren accionar de una manera u otra según las coyuntura del momento, sin tener en cuenta un correlato con lo que ya han comprometido en campañas y en discursos anteriores, y sobretodo con un desinterés total por la verdadera gestión de la cosa pública.
Andrés Luaces
Lider de la JP del FUP