A cuarenta años de su asesinato, celebremos su vida.
Es emblema de un encuentro histórico nacional entre la doctrina evangélica y la práctica política, entre lo pastoral y el sujeto histórico popular, entre el cristianismo y el peronismo, entre lo religioso y lo secular.
Ese encuentro, también se expresó en comunión: la de su ofrenda de vida.
Recordemos a Mugica:
“Uno le cree a Cristo no por lo que piensa sino por lo que hace; él dijo: ustedes son mis discípulos si hacen lo que yo les digo. Entonces hay que hacer, y ese hacer significa optar en concreto y toda opción esta cargada de historicidad”.
“Yo se por el Evangelio, por la actitud de Cristo, que tengo que mirar la historia humana desde los pobres. Y en la Argentina la mayoría de los pobres son peronistas”
Valoración de la conducta por sobre el discurso, coherencia entre prédica y vida, compromiso con las mayorías, y mirar desde los pobres reales (no los de estadística), por ende, opción peronista. Una lección no perecedera.
A horcajadas entre lo político y lo profético, hoy se agiganta su memoria. Y como todos los que se han ofrendado por las causas nobles, está presente en el seno del pueblo.
Una vez más: celebraremos su vida.