El Comité contra la Tortura y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y Amnistía Internacional hicieron sonar su campana. ¿Y por quién doblan? Por Mauricio Macri.
Los legisladores del bloque Proyecto Sur dicen que esos tres organismos consideran el uso de la picana portatil “como método de tortura”. Qué previsible es el macrismo y qué previsible es estar contra Macri: la lógica lineal de sus torpezas, una política de hombres que se mueven como elefantes en un bazar porteño…
Las armas Taser X26, según Montenegro, tienen la legitimidad de usarse en Chicago y Miami. Y persiguen una política democrática: que no sean “armas de fuego” las que usa la policía. Pero el informe del 63º período de sesiones, supl. 44, A/63/44 consideró ya en 2007 al uso de estas armas como una forma de tortura.
Las Taser X26 (que parece el nombre de una marca de alarmas para autos) ya tienen nombre: picanas eléctricas portátiles. El argumento a favor de usar esa “nueva arma” apunta a que protege la vida, “ahorra vidas”. En esta elección parecen ceñirse los argumentos por izquierda para los que lucía tan preparado hasta hace unos meses el ministro Montenegro. Ni gatillo fácil ni bala perdida cabría en cualquier operación en donde al hombre que pone el dedo en el gatillo se le fuera de las manos su propio celo; aunque se conoce la afición por el uso de la electricidad en agentes del Estado.
La reciente reivindicación melancólica de los edictos policiales de Eugenio Burzaco (el tercer jefe de la policía virgen) y la nostalgia de impunidad de Diego Guelar responden a una inercia autodestructiva que el affaire de las escuchas pareció inaugurar. Macri, uno lo imagina, razonará a las puteadas sobre la tendencia argentina de proteger “los derechos humanos de los delincuentes”.
El macrismo salió a la luz con el foco puesto en la calidad de las decisiones que iba a tomar en materia de seguridad. Que tuvieron empeño en perseguir sus objetivos lo demuestra la conformación de esta nueva policía. Que tienen poca cintura política en una materia cuyos errores políticos son graves… también. Porque ése es el punto ciego que son incapaces de detectar: en qué lugar sensible de la política los derechos humanos se han ubicado. No son la temática más popular, pero sí aquella que torna más significativos los epítetos sobre un gobierno. La eterna sombra de 30.000 desaparecidos se proyecta –quieran o no, y aunque el kirchnerismo haya vuelto trillada su evocación– como una secuencia de límites y de símbolos muy fuertes.
La electricidad, ay.
Estimado Macri: la electricidad es una zona sensible del mapa argentino. No juegue con ella. Pídale a algún colaborador suyo que le acerque un Nunca más, que alguien le alquile La noche de los lápices, que alguien le enseñe dos o tres cuestiones básicas de esas que asegura una educación laica. Porque… a decir verdad: ¿qué cree que les gusta más a las derechas y socialdemocracias europeas, a los demócratas norteamericanos y a todos los que pueden soplar a su favor? Les interesa un Macri derecho y humano. Hágase un favor y enderece la senda.