La Ciudad de Buenos Aires se prepara para recibir a 3.998 atletas entre 15 y 18 años, en la tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud. El certamen, que busca promover el respeto, la excelencia y la amistad características del olimpismo, trasciende el ámbito deportivo para convertirse en un paliativo del déficit habitacional y en un catalizador del desarrollo urbano del sur de la Ciudad.
La flamante Villa Olímpica, ubicada en Villa Soldati, dispone de 1200 viviendas que serán oportunamente habitadas por familias seleccionadas a través de un sistema de créditos, en el que tuvieron prioridad los vecinos de la Comuna 8. El complejo cuenta con veredas accesibles -es decir, sin desniveles-, cables enterrados, edificios con techos ecológicos y sistemas para poder reutilizar el agua de lluvia.
Hace mucho que los porteños no se veían beneficiados por una obra pública de tal magnitud. Tan excepcional fue el proyecto de la Villa Olímpica que el actual ministro de Desarrollo Urbano y Transporte aseguró que, gracias al proyecto, se hizo “ciudad donde antes no había ciudad”. Sin embargo, en su declaración, el ministro parece haber olvidado uno de los aspectos más importantes del entramado urbano, que le da el nombre a la cartera que conduce: el sistema de transporte.
Ninguna línea de subte se extiende hasta la Villa Olímpica: sólo acceden seis líneas de colectivo, de las cuales cinco finalizan en Retiro. Esto supone un gran obstáculo para los porteños, no sólo para acceder a la cita olímpica, sino también para viajar al parque metropolitano, a la pileta olímpica y a las pistas de atletismo que quedarán tras el evento. Y, principalmente, se constituye como un impedimento para los vecinos que habitarán el complejo.
Conectar a la Villa Olímpica con otros puntos geográficos de la Ciudad no es imposible. La ciudad china de Nanjing, en la edición 2014, ha brindado un claro ejemplo en cuanto a planificación estratégica. El Comité Organizador llevó a cabo un plan de transporte integral destinado a satisfacer las necesidades de traslado, a partir del cual dispuso que el público pudiera utilizar el metro de forma gratuita durante el transcurso del evento. Además, incorporó siete líneas de colectivos y 104 kilómetros de subte.
Así, Nanjing ha convertido la celebración de un evento deportivo de carácter mundial en una oportunidad para potenciar el desarrollo urbano y social. En este sentido, ha comprendido que la cuestión del transporte es indisociable del desarrollo de una ciudad, y ha priorizado el fomento de la movilidad sustentable y rapidez del traslado.
La Ciudad de Buenos Aires aún tiene mucho camino por recorrer en relación al armado de una planificación verdaderamente integral del desarrollo urbano. No podemos conformarnos con un conjunto de medios de transporte que no están pensados para satisfacer nuestras necesidades de traslado. Integrar el transporte a nuestra cotidianeidad redundará en una mejor calidad de vida de nuestra comunidad.
Docente Facultad de Ciencias Económicas-UBA.