Ordenando mi casa encontré una vieja regla de cálculo que se utilizaba para hacer operaciones matemáticas cuando no existían las computadoras, y recordé con nostalgia esta simpática anécdota.
Dicen que José Medida era propietario de una tradicional empresa fundada por su bisabuelo, convertido en el mayor fabricante de reglas de cálculo del país por más de cien años.
Conocía su negocio mejor que nadie, era muy trabajador y jamás faltaba. Manejaba perfectamente su tiempo, sabía delegar y motivar a sus empleados. Siempre comunicaba claramente sus objetivos y era un maestro de la planificación operativa y del control.
Se destacó particularmente por la calidad de sus productos, lo cual le hacía incrementar todos los años sus ventas.
En los años 60, Pepe (como lo apodaban cariñosamente sus empleados), observó que la demanda se reducía sensiblemente.
Siempre aplicó una gerencia moderna en su empresa, por lo que decidió ser una vez más pionero en el tema e implementó con éxito un sistema de Dirección por Objetivos. De esta manera aseguraba que todos los empleados hicieran lo que tenían que hacer, de acuerdo a la clara descripción de sus puestos. Pero sus ventas continuaban cayendo.
Pensó: “¿Hemos disminuido la calidad de nuestra regla de cálculo? Y puso todo su empeño en un plan innovador para mejorarla. Se sintió satisfecho cuando sus objetivos de calidad se cumplieron y logró la certificación de sus productos de acuerdo a Normas Internacionales.
De todos modos, las exportaciones bajaban. “Nuestros costos deben ser altos” dijo Medida en una reunión a sus gerentes. En seis meses implementó exitosamente un plan de mejora de costos y diseñó un sistema excelente para operarlos, lo que le permitió bajar el precio de venta de sus reglas.
Al comenzar los años 70, José Medida, notó que las ventas habían desaparecido y que el mercado se evaporaba.
En 1975 la tradicional empresa, después de 150 años de vida, cerró sus operaciones definitivamente.
José guardó con cuidado su mejor regla de cálculo en un cajón y fue a comprar una pequeña calculadora china que consiguió de oferta. Era necesario hacer un buen cálculo de todas sus deudas.
El hombre era una excelente persona, comprometido y laborioso. Siempre tomó decisiones frente a los problemas que enfrentaba. Pero, lamentablemente, todo ello no fue suficiente.
La tecnología y el mundo aceleraba muchos cambios y la gente disponía ahora de otras alternativas más eficientes y menos complejas para hacer sus cálculos.
A José Medida le faltó solo percibir una cosa: que la revolución tecnológica cambiaba radicalmentelosparadigmas.
- Todos reconocemos el increíble poder de la Inteligencia Artificial, la realidad virtual y la realidad aumentada, el Big Data, Internet de las Cosas, los dispositivos móviles, la impresión 3D, la telepresencia, la robótica y otros tantos avances tecnológicos que impactan en todos los ámbitos del quehacer humano.
Por eso: ¡Cuidado! A nuestras organizaciones también puede pasarles lo mismo que al pobre José.
¿Podremos seguir viviendo de lo que hemos vivido siempre? ¿Es posible garantizar la continuidad en un mundo en constante cambio? ¿Serán viables las empresas actuales en el futuro cercano? ¿Cuál es el futuro del trabajo y cuáles son los trabajos del futuro? ¿Cuál es el rol de las TIC en nuestra propuesta institucional para el futuro? ¿En qué tenemos que ser innovadores?
Anticiparnos, proponerrespuestas audaces, creativas, innovadoras y disruptivas a estas cuestiones, antes que sea demasiado tarde, es hoy nuestro principal desafío, y serán parte de la agenda a desarrollar con referentes nacionales e
internacionales el 18 y 19 de septiembre en el FORUM EXC + Global Innovation Summit 2018 en la Ciudad en Buenos Aires.
*Director de Innovación y Calidad en Educación
FUNDACIÓN PARA LA EXCELENCIA Y LA CALIDAD EMPRESARIA (FUNDECE)