De aquel pretencioso spot de campaña “Pobreza 0” que ambicionaba el entonces candidato a presidente Mauricio Macri a la realidad de las frías estadísticas que dan cuenta de que lo que se pretendía no se logró, los jubilados son uno de los sectores sociales que peor la pasan, convirtiéndose en presa fácil de los que pretenden los recortes en sus derechos.
En el primer trimestre de 2017, el Observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA) disparó números que dejaron perplejo a más de uno: la pobreza trepó al 32,9% y son 13 millones de argentinos los que padecen este flagelo.
Los números del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dan cuenta de que, en febrero, una familia tipo necesitó tener un ingreso de 13.673,50 pesos para comprar lo mínimo indispensable y poder vivir. A su vez, el organismo advirtió que para no ser indigente se precisó 5.626,95 pesos mensuales.
Es válido recordar que nuestros jubilados nacionales recibieron en el mes de marzo un aumento de tan solo el 12,96%, llevando la jubilación a más de 3,5 millones adultos mayores que perciben el beneficio mínimo a solamente 6.394,85 pesos: menos de medio kilo de pan por día.
Con estos números, notamos claramente que la pobreza se está devorando al más vulnerable. Es salir a la calle y ver a personas, los “NN” de la sociedad, de más de 60 años durmiendo a la intemperie, excluidos de toda protección estatal; es subir al colectivo o viajar en el subte para encontrarse con jubilados pidiendo limosna porque no logran vivir con la mísera jubilación o beneficio que perciben; es conversar con aquellos que tienen la bendición de poseer sus casas o departamentos para escuchar que no les alcanza con lo que ganan para pagar los servicios o comprar la comida diaria; es sentir las quejas de los administradores de edificios sobre la morosidad en las expensas de los que más años tienen.
Sin embargo, el presidente Macri dispuso que los jubilados puedan acceder ahora a nuevas líneas de créditos de 60 mil pesos y en más cantidad de cuotas. Desde la Anses también se nos contó como un gran logro que 180 mil beneficiarios pudieron conseguir los préstamos.
¿Qué se esconde detrás del éxito de los créditos de la Argenta? Consultando a muchísimos jubilados, observé que debajo del rimbombante anuncio del Gobierno se esconde algo muy lamentable y es que quienes llegan a hacerse del efectivo a través del préstamo, justamente, lo hacen para poder llegar a fin de mes.
Los adultos mayores no llegan a cubrir los gastos básicos de la vida diaria, convirtiendo el crédito Argenta en un escape perfecto de endeudamiento eterno. El “buitre” Gobierno se está comiendo a las “palomas”: los jubilados. En esta misma línea, los últimos datos arrojados por la UCA aseguran que el 38% de los adultos mayores dice que sus ingresos no les alcanza para vivir (la mayoría, del conurbano bonaerense).
El 80% de la tercera edad son pobres e indigentes. Y, aunque el Gobierno se niega a visibilizar y proteger, sí, son pobres e indigentes sumergidos en la caridad de los comedores de los centros de jubilados o sedes sociales que aumentaron el asistencialismo, el plato de comida diaria, a más del 60% según los datos que se desprenden de las encuestadoras más relevantes.
Cuando era chico me enseñaron que los buitres, cuando rondan los cielos, están a la espera de la muerte de sus víctimas. Me pregunto: ¿son nuestros jubilados los primeros indefensos en caer como presas de esta ave carroñera que es el Gobierno?
(*) Abogado especialista en derecho de la Previsión Social y en Personas Mayores. Director del Instituto de Derecho de las Personas Mayores y Políticas Gerontológicas del Colegio de Abogados de Morón. Docente universitario.