¿Cuánto vale hoy nuestro salario?

¿Cuánto vale hoy nuestro salario?


¿DONDE HAY UN MANGO, VIEJO GOMEZ?

“La crisis es aplastante, terrible. Un sentimiento de depresión moral le sucede, notándose una paralización absoluta de las iniciativas comerciales e industriales que debe contarse tanto como las quiebras innúmeras que se producen, la deserción de capitales, la desocupación obrera…”

Crítica, 25 de enero de 1930.

 

La depresión actual de los argentinos no es un capricho, ni un fenómeno psicológico provocado por estados emocionales personales e íntimos, desequilibrantes. Esta depresión está originada en causas externas que alteran el dominio psíquico, entre ellas la impotencia de no poder resolver por cuenta propia el desmadre económico familiar, provocado por la inoperancia, la inhabilidad y las intenciones aviesas de quienes manejan la economía argentina.

¿Cuánto vale hoy tu salario, medido con la vara del idolatrado dólar, al cual ensalzan los gobernantes o condenan falsamente? En diciembre de 2015, cuando el salario promedio era de $15.801, y el dólar oficial valía $13,4, ese salario equivalía a 1.178 dólares. En diciembre de 2020, con un salario promedio de 66.870 pesos y un dólar oficial (ficticio) de 89,9 pesos, el salario equivalía a 744 dólares.

Pero, a la vista de que el dólar que sirve en la realidad nacional es el Blue de 150 mangos, el salario promedio actual equivale apenas a 445 dólares, con mucha suerte.

Esta es la explicación de la depresión social que hoy pone a la gente en el borde de la hipersensibilidad, en el límite de la intolerancia y de la ira que explotará en cualquier momento. Esa bomba de tiempo crece, consecuentemente, con la depresión salarial, y por la incapacidad oficial de controlar el desbande de los precios, la inflación galopante, la improductividad general, el cierre de empresas y la caída de los empleos.

“Sube el salario mínimo en Argentina”. El título periodístico esconde la verdad. Sí, sube, ¿pero qué significa que suba? El salario mínimo interprofesional a partir de diciembre de 2020 en Argentina quedó fijado en 224,8 € (Euros) al mes, es decir 2.698 euros al año, teniendo en cuenta que se consideran 12 pagas anuales, que es la división habitual del salario anual en la mayor parte de los países.

Si se mira el Salario Mínimo en Pesos argentinos, que es la moneda oficial, se deduce que en el año 2020 fue de $ 20.587 porque subió $ 1.687 respecto del salario anterior, es decir un mísero 8,9%. Este incremento es menor que el del IPC de 2020, que fue del 36,1%; por lo tanto los trabajadores, a pesar de la subida, perdieron poder adquisitivo en el último año.

En el ranking del Incremento de Salarios Interprofesional, Argentina ocupa el puesto 57, colocándose entre los países con menor salario mínimo de los 98 que figuran en la lista. El salario mínimo interprofesional es la cuantía retributiva mínima, el valor del salario mínimo que recibe un trabajador por la jornada legal de trabajo, independientemente del tipo de contrato que tenga.

El salario promedio evolucionó -es una manera de decir- en los sectores públicos y algunos privados desde diciembre de 2015 de $15.801 a $20.690 en 2016, a $26.301 en 2017, a $34.340 en 2018, a $49.574 en 2019, hasta llegar a $66.870 en 2020. En esos mismos años, la evolución del dólar oficial fue de $13,4, $16,2, 19,0, $38,8, $63,0 y $89,9. No obstante, lamento reiterar, el que mide es el Blue: $150.

Mal de muchos, consuelo de tontos

América Latina es el continente que presenta el peor de los escenarios en este aspecto. El que mejor la lleva es Uruguay con un salario mínimo equivalente a 429,6 dólares mensuales. Le siguen Chile con 440 dólares (actualizado al 14 de enero de 2021), Ecuador con 400 dólares, Paraguay con 331,23 dólares y Bolivia con 299,1 dólares. Detrás, Colombia paga 261 dólares, Perú 257, Argentina 243 y México 215. Brasil paga el salario mínimo a 213,44 dólares. Haití está en el fondo de la tabla con 104 dólares mensuales.

Venezuela, establecido en 1,2 millones de bolívares, se ubica por debajo de un dólar al mes, teniendo en cuenta la cotización oficial del dólar del Banco Central de ese país al 14 de enero.

Para que la depresión sea completa sepamos que Estados Unidos paga el salario mínimo 1.256,7 dólares, o sea 111.846 pesos argentinos tomando el dólar oficial para evitar vómitos por doquier. En España cobran como mínimo 950 dólares, 84.550 pesos argentinos.

El salario medio en Alemania, en 2019, era de 52.185€ (Euros) al año, es decir 4.349 euros al mes. El salario mínimo alemán es de 1.584 Euros, es decir 168.347 pesos argentinos. Este valor es solo por hoy porque el Euro oficial vale 106,28 pesos argentinos.

Pandemia y salarios

La pandemia afectó notoriamente las economías de todo el mundo pero la radiografía previa enfatiza las descompensaciones en cada región. América Latina es una de las más castigadas pero no por los efectos del Covid 19, sino por una cuestión de conductas culturales ancestrales que actúan en contra del progreso de sus naciones.

La pandemia llegó para sacudir a los dirigentes de la modorra en la que estaban sumidos desde hace más de un siglo, despertar las conciencias antes de que la decadencia arrase definitivamente con las fuentes productivas, las riquezas naturales y la fuerza humana, exhausta de tanto remar en un espeso mar de dulce de leche.

Los datos utilizados en esta nota aspiran a movilizar la inteligencia responsable de la dirigencia política, dar un poco de claridad respecto de cuánto queda por hacer antes de que la Nación argentina retroceda de tal modo que el conjunto de funcionarios y representantes políticos y sindicales termine siendo apenas una triste tribu de fracasados.

Argentina pasó no solamente la debacle mundial de 1929, como reza el epígrafe inicial. En 1989 los salarios reales cayeron un 34%, y en 2002 hasta el 40%. Parece que en algunos interregnos se recuperaron pero no fue más que una ilusión porque el descenso continúa hoy sin una barrera que detenga la caída.

Las experiencias históricas deberían servir en situaciones como la actual, pero hay que lamentar de antemano que en este bendito suelo nadie, nunca, aprende de los errores.

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