De Narváez le pide pista a Massa

De Narváez le pide pista a Massa


Cuando se cumplen cinco años desde que asumiera su banca tras ganarle a Néstor Kirchner en la Provincia, la situación del todavía hoy diputado Francisco de Narváez es radicalmente opuesta a ese entonces. Luego de un largo período de ostracismo político, el hombre de Luján quiso volver al ruedo en agosto pasado y desde entonces intenta sorprender con declaraciones mediáticas altisonantes o apelaciones a la unidad antikirchnerista. Como si nada hubiera cambiado.

Pero las cosas cambiaron y por algo hoy De Narváez no es quien supo ser. Después de que sus operadores hayan querido exhibir un acercamiento sin éxito a Mauricio Macri, ahora el plan que hay más en concreto se llama Sergio Massa. Básicamente, el Colorado pide pista para poder cuadrar su candidatura a gobernador y, por supuesto, el candidato presidencial del Frente Renovador está dispuesto a dársela, pero no de cualquier manera.

Paños fríos. Según pudo confirmar Noticias Urbanas, a pesar de lo que apareció en algunos matutinos porteños, Massa y De Narváez aún no mantuvieron ninguna reunión para analizar un acuerdo electoral. “Todavía no me parece el momento para hablar, hay que ver cómo se consolidan nuestros propios precandidatos”, dijo el tigrense a miembros de su equipo más cercano en estos días.

A pesar de la exaltación de algunos de sus dirigentes, Massa puso un freno a las crecientes versiones sobre lo inminente del pase. Seguramente se dé, pero él sabe que tiene mucho que ofrecer y poco para recibir a cambio. De Narváez cuenta con un factor importante que aportar: plata y financiamiento. Sin embargo, es tan solo uno, porque toda su estructura ha desaparecido y hasta los cuadros más lúcidos que tenía a su lado, como Gustavo Ferrari y Alfredo Atanasof, se fueron a trabajar con el gobernador Daniel Scioli.

Igualmente, algunos están muy interesados en incorporar al titular de Unión Celeste y Blanco. Por ahora, quienes negocian una posible incorporación son varios. Entre ellos, el principal es el jefe de campaña, Juanjo Álvarez, para quien el acuerdo está 90 por ciento cerrado y lo avizora oficial para enero. Viejo conocedor de las trincheras políticas, al exministro no le importa quién gane la gobernación o herir susceptibilidades de los otros rivales, sino que es consciente de que hay que sumar lo máximo que se pueda de abajo para arriba.

La sorpresa es que el jefe del bloque de diputados nacionales del FR, Darío Giustozzi, también se reunió con De Narváez, junto a la verdadera conductora del grupo de legisladores, Graciela Camaño. Aparentemente, los massistas interpretan que el exintendente de Almirante Brown busca una especie de socio minoritario para espantar a Insaurralde y traccionar en su contra, a sabiendas del propio Massa, que deja el juego libre debajo de su paraguas.

La pregunta que surge ahora es qué pasará con los precandidatos Felipe Solá y Mónica López, quienes fueron aliados de De Narváez pero terminaron enfrentados. El primero lo secundó en la boleta de 2009, que fue escoltada también por el macrismo, aunque tras la muerte de Kirchner los caminos se bifurcaron y Solá dejó trascender su arrepentimiento por esa alianza.

El caso de López es más difícil. Excompañera de fórmula en 2011 para la gobernación, se fue en malos términos de Unión Celeste y Blanco, criticando el estilo de su ex referente, su discurso y su falta de experiencia de gestión. Paradójicamente, ahora podrían volver a compartir espacio pero esta vez como pares.

MI intendencia. Insaurralde finalmente renunció a su banca como diputado, y en el bloque del Frente para la Victoria nadie se sorprendió. Algunos miembros de La Cámpora incluso se alegraron. Por su frivolidad y su coqueteo con Massa, el marido de Jésica Cirio se volvió una carga para los militantes que quieren mantener un perfil más progresista.

Además, y aunque hasta el cierre de esta edición no había presentado en Mesa de Entrada su renuncia en forma oficial, Insaurralde anunció por radio que volverá a la intendencia de Lomas de Zamora. Dijo que es porque le gusta la gestión pero además porque “no se trató ninguno” de los seis proyectos que presentó en la Cámara de Diputados.

Sorprendió a algunos una frase que utilizó al pasar. “Voy a trabajar con un grupo de intendentes valientes que quieran transformar la realidad”, enfatizó. Un textual similar al que formulara Massa como latiguillo en varias oportunidades al explicar su quiebre con el kirchnerismo a mediados de 2013.

“La fórmula es Insaurralde-Posse, ya está decidido”, contó alguien en Tigre en una reunión con varios colaboradores del presidenciable. Pero lo sucedido con De Narváez pone en duda esa determinación. Además, ¿hasta qué punto sería viable políticamente que Massa frenara de prepo las aspiraciones de los demás precandidatos?

Aunque también es de dudar la viabilidad de esta mezcolanza de dirigentes y postulantes. Si Insaurralde cruza de vereda, ¿podrá convivir con De Narváez, Solá, López y Posse? Con Giustozzi ya se sabe que no. La cintura política de Massa para meterlos a todos en el mismo abanico tendrá otra prueba de fuego.

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