Nuevo comienzo de año con conflicto educativo. Con chicos afuera de las aulas. Semejante situación es posible de ser explicada a partir de algunos datos y entreviendo las valoraciones que el propio Jefe de Gobierno sostiene sobre el rol de la educación.
La educación pública porteña es un tema clave para una Ciudad que se enorgullece de basar su matriz productiva en el conocimiento. Es un tema clave para una Ciudad que contiene gran parte de las mejores sedes universitarias del país y de la cual se espera brinde a la Nación grandes referentes en lo profesional, lo científico y lo cultural.
La falta de infraestructura escolar y la falta de mayor presupuesto para la calidad de la enseñanza, vía jerarquización de sueldos docentes, son los problemas principales del sector en la Ciudad, que inciden negativamente sobre las oportunidades laborales a futuro, en un mercado cada vez más exigente de formación.
La respuesta del Gobierno de la Ciudad, a este problema está en el presupuesto fijado por el PRO en la legislatura, a propuesta de Macri: durante 2008, el presupuesto total del área educación correspondió a un 25 por ciento del presupuesto total de la Ciudad, mientras que el presupuesto 2009 ocupa un 24,5 por ciento del total. Esto implica un recorte sobre la educación pública y gratuita.
¿Mal informado?
A las 9 horas, 40 minutos del 1 de Marzo de 2009 en la Legislatura porteña, el Jefe de Gobierno inaugura las sesiones ordinarias del cuerpo con un discurso de apenas 20 minutos, en donde enuncia que "la educación pública y gratuita es una prioridad para este gobierno". Pero, según los datos extraídos del presupuesto para este año, existe una contradicción entre los dichos y los hechos, mostrando un claro recorte para la educación pública y gratuita.
Quizás la prioridad educativa que observa Macri, no corresponde al gasto que se realiza sobre las escuelas públicas, sino sobre la transferencia de fondos de la ciudad a la educación privada, que según el presupuesto 2009, se incrementaron en 200 millones de pesos más que con respecto al presupuesto 2008, alcanzando sí el "record histórico"1 pero en transferencia de lo público a lo privado.
De esta manera, la realidad, cuyo indicador es el Presupuesto, muestra que para el sector educación, se recorta el gasto, contradiciendo las palabras del Jefe de Gobierno que enuncia la prioridad para la educación pública. Solamente la educación privada se ve beneficiada por la agenda macrista.
Pero no solo en el presupuesto general del área (que incide en los sueldos docentes) está hecho el recorte, sino también sobre el otro puntal que influye en la calidad educativa: la infraestructura escolar.
Son casi 64 millones de pesos de recorte en la obra pública para infraestructura escolar: la partida pasa de 317 millones en 2008 a 253 millones en 2009.
La necesidad de discutir una política educativa
¿Cuales son las herramientas tradicionales, directas y duras para la planificación y lectura de la realidad a la hora de gestionar políticas públicas? Cualquier administrativo de carrera diría sin vacilar: las partidas presupuestarias y el anuario estadístico.
O bien ni Macri, ni Michetti manejan muy bien los datos que brindan ambas herramientas, o simplemente no quieren manejarlos. Quizás se hayan demasiado enfrascados en la discusión por las candidaturas, antes que por los problemas reales de la Ciudad.
El anuario estadístico indica que la relación, por mostrar sólo un dato entre alumnos de nivel inicial repitentes de escuelas públicas y escuelas privadas están en un orden de 3.1 (escuelas públicas) y 0.3 (escuelas privadas) para el norte de la Ciudad (comuna 12, caso testigo) y de 4.9 (escuelas públicas) a 0.9 (escuelas privadas) en el sur de la misma2(comuna 4, caso testigo).
Como si fuera poco, el presupuesto 2008 fue sub.-ejecutado en el área educación, solamente se gastó el 20 por ciento de lo asignado para refaccionar escuelas, en equipamiento (computadoras y biblioteca) solo se ejecutó el 8 por ciento de lo disponible.
Tampoco es posible culpar a la burocracia: la Legislatura votó una Ley de Emergencia Educativa, que duró todo el 2008, que dotaba al Ministro de Educación con la facultad de contratar de manera directa para suplir los problemas en el área.
Ni con la facultad excepcional de ejercer el gasto discrecionalmente para solucionar los problemas áulicos, pudo, la gestión de Macri, ejecutar lo presupuestado para dar respuestas concretas a los problemas en educación.
Con este dato a cuestas, al Jefe de Gobierno no le quedo otra que abrir la Legislatura 2009, sin poder dar cifras concretas de lo actuado, llevando al terreno discursivo, palabras de promesas que no tienen un correlato con la realidad. Macri, comunicó una agenda de gobierno 2009, vaciada de contenido real, donde las frases hechas, como "los chicos están primero" no tienen un contenido formal explicitado en el dato duro de la ejecución presupuestaria de las políticas públicas.
Con este estado de situación del sector, el paro docente es un emergente, una consecuencia de la gestión educativa hasta el momento. No puede esperarse otra cosa que conflicto cuando se recorta el presupuesto y no se atiende a las necesidades de infraestructura básica escolar.
Si, como dice el Jefe de Gobierno "no hay plata": ¿Cual es la excusa para aumentar el gasto en escuelas privadas y recortar en escuelas públicas, las cuales dependen de manera directa de la gestión de la Ciudad, siendo más visible un conflicto para el gobierno?
Más aún, la sub – ejecución presupuestaria de la obra escolar no fue igualitaria, se invirtió más en el norte de la Ciudad que en el sur, acrecentando la desigualdad social y territorial.(3)
¿Puede Macri ignorar estos datos al elaborar su discurso, contradiciendo con sus palabras, sus hechos?
Todas estas referencias, habilitan algunas consideraciones:
En primer lugar, aparece como legítimo preguntarse se la reivindicación de la educación pública formulada por el jefe de gobierno, no es sólo un instrumento más del marketing color amarillo recomendado por publicistas. Pues si uno repasa los datos aquí enunciados, puede concluir en que las autoridades del Gobierno de la Ciudad sostienen una visión poco proclive a priorizar la educación pública, y que progresivamente nos conduce a la noción de educación como bien de mercado.
Nos preguntamos si en el fondo del prisma que sostiene Macri, no se aloja aquella noción tan difundida en los años noventa: Educación cara para aquellos que puedan pagarla, y ataque sistemático y desprestigio hacia el sistema público. Si no es así, convengamos en que por lo menos, se le parece.
Esa misma noción, al pensar a la educación como bien de mercado, la desencajaba del proyecto estratégico de desarrollo social. Y ahí esta el otro problema central: No pensar a la educación como un espacio articulado con el desarrollo social, económico y cultural de Buenos Aires. Desde que Buenos Aires es Buenos Aires, la ciudad es un proyecto en donde la educación integra, iguala y proyecta valores.
Es imperioso insistir: Es la educación, Mauricio.
(Hernán Rossi es Presidente del Instituto de Pensamiento y Formación Moisés Lebensohn de la UCR).