Día del Montonero

Día del Montonero

La larga marcha del peronismo en la Argentina.


Sabemos que esta larga lucha por la Independencia Nacional es dura,
que todavía el pueblo ha de sufrir más bajas,
pero no es hora de llorar sino de retomar las armas de los caídos
para continuar la RESISTENCIA ARMADA junto a las organizaciones hermanas
por el Retorno de Perón en una PATRIA LIBRE, JUSTA Y SOBERANA
PERÓN O MUERTE – VIVA LA PATRIA
MONTONEROS

(Parte sobre el Combate de Williams Morris, Septiembre de 1970)

Un hombre joven llegó en tren hasta la estación Hurlingham del ferrocarril San Martín; otros dos lo recogieron en un auto, lo trasladaron hasta la esquina de Villegas y Potosí y estacionaron en la puerta de una farmacia. En la noche de septiembre, un farol alumbra la ochava con el cartel de “La Rueda”, la pizzería del barrio en la que entraron dos de los ocupantes del vehículo. Son las ocho y cinco de la noche. Diez minutos después estaciona otro automóvil con otras dos personas; un morocho, mayor que el resto de los protagonistas del encuentro, baja y entra en el boliche, se sienta en la mesa y completa el terceto que va a protagonizar la reunión.

Era el lunes 7 de septiembre de 1970. Todos los protagonistas venían de largas semanas de tensiones y persecuciones. Fernando Luis Abal Medina, Gustavo Ramus (los que pasaron por Hurlingham) y Carlos Capuano Martínez, el otro chofer, habían protagonizado, junto a Mario Firmenich, Norma Arrostito, Emilio Maza, Ignacio Vélez y Carlos Alberto Maguid, apenas tres meses antes, el hecho que constituyó un punto de inflexión en la Historia Argentina y en la resistencia popular a la “Revolución Fusiladora” que derrocó al gobierno constitucional del General Juan Domingo Perón en 1955: el ajusticiamiento del dictador Pedro Eugenio Aramburu. Desde Madrid, Perón definió a aquella acción como “acto de profunda justicia” y describió los sucesos desencadenados a partir el 29 de mayo de 1970 como “levantamiento montonero”. Acababa de nacer la Organización político-militar Montoneros.

El viajero del San Martín era Luis Enrique Rodeiro, cordobés, miembro del grupo que dos meses antes -el 1° de julio- tomó el pueblo cordobés de La Calera, acción que terminó con gran parte del grupo detenido y con Emilio Maza herido de tal gravedad que pocos días después falleció.

Con menos de 28 años, el correntino José Sabino Navarro, último en llegar a la cita del Oeste del Gran Buenos Aires, venía participando de operaciones armadas, con pertrechos en mal estado y prácticamente sin municiones, desde 1969.

En la mesa de “La Rueda” estaban sentados los pilares de la Orga, es decir, representantes de las células de Buenos Aires y Córdoba a las que se había unido el grupo de Sabino Navarro, que se había destacado como delegado gremial de la empresa Deutz-Cantábrica (DECA) cuya planta fabril se encontraba en la localidad suburbana de Haedo, partido de Morón, al que en ese entonces pertenecía William Morris.

Para el peronismo el gran protagonista de la Historia siempre fue el pueblo; junto a él, en diferentes etapas, ha habido grupos -incluso individuos- que interpretaron broncas de las mayorías, desesperanzas y necesidades, y las expresaron a través de hechos transformadores, catalizadores de las voluntades. El “combate de William Morris”, en el que caen Abal Medina y Ramus, como meses antes lo fue el “Aramburazo”, son acontecimientos de esas características. Son mojones de un camino , el de la Resistencia Peronista iniciada en el mismo momento que los intereses de las transnacionales y los oligarcas argentinos derrocaron a Perón, en el que las armas fueron solo una de las herramientas utilizadas para terminar con 18 años de violación de la Constitución Nacional, proscripciones, racismo, saqueo, fusilamientos, cárceles, vejámenes contra Eva Perón…

Montoneros no fue un mero grupo de “comandos”. Superó sus propios aparatos y se convirtió en multitudes levantando las banderas nacionales y latinoamericanas. Por eso constituye una etapa indiscutible del Peronismo. Logró ampliar su base social e incorporó una organización territorial jamás igualada. Nucleó a centenares de miles de militantes a través de “frentes” integrados por agrupaciones que no eran político-militares, organizadas alrededor de su estructura territorial: las JP (Juventud Peronista) Regionales, la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), Agrupación Evita de la Rama Femenina del Movimiento Peronista (AE), Movimiento Villero Peronista (MVP), Movimiento de Inquilinos Peronistas (MIP), Juventud Universitaria Peronista (JUP), Unión de Estudiantes Secundarios (UES), Agrupación de Artesanos Peronistas (AAP) o el Frente de Lisiados Peronistas dan cuenta de ello.

Las “formaciones especiales” de Perón trascendieron lo político-militar y nadaron en las aguas de un verdadero movimiento que, primero, generó las condiciones para el regreso del General proscripto; después, logró la instalación de la fórmula Cámpora-Solano Lima; y por último, contribuyó de manera superlativa a la victoria frentista y peronista del 25 de mayo de 1973. Tenía el peso, la formación político-técnica y la organización necesaria para acompañar a Perón en su camino hacia la liberación y la construcción del Socialismo Nacional que él mismo había propuesto.

Con el concurso del jefe del movimiento, los “jóvenes” de la “tendencia revolucionaria”, referenciados en Montoneros y FAR, lograron una cuota de poder inicial que les permitió acuerdos con los gobernadores de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Salta, San Luis, Santa Cruz y Formosa, con presencia en los ministerios del Interior, de Educación, en la Cancillería y en la conducción de las universidades nacionales, en especial la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, bajo el rectorado del profesor Rodolfo Puiggrós.

El Día del Montonero va más allá de cualquier pizzería. El heroísmo de Fernando Abal Medina y Carlos Ramus fue el faro que iluminó las acciones y las vidas de millones de argentinas y argentinos que lucharon contra la injusticia y la desigualdad, que trabajaron, estudiaron, cultivaron, crearon, resistieron, amaron, vivieron y murieron por una Patria mejor. Igual que este presente en que hay preparativos para evitar que la entrega, el negacionismo y el empobrecimiento se multipliquen en el país.

Fernando, Carlos y 30.000 más forman parte de una de las más extraordinarias experiencias políticas del pueblo argentino, que avanzó al compás de su “más maravillosa música” y permanecen marcando el camino de un futuro que empieza a construirse hoy.

Periodista argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico

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