En la historia reciente, el kirchnerismo y el macrismo tienen tres grandes momentos:
1) Néstor Kirchner concediendo a Macri la posibilidad para crear la Policía Metropolitana. 2) Cristian Ritondo y Axel Kicillof cerrando un acuerdo por los terrenos destinados al plan Pro.Cre.Ar. 3) Cristina dialogando por teléfono con el Jefe de Gobierno.
No debería convertirse en noticia el hecho de que un presidente tenga diálogos de gestión con gobernadores de partidos que no pertenecen al oficialismo. Pero la comunicación no funcionó con Macri.
Un kirchnerista sostiene que “lo difícil no es llegar al poder. Lo hicimos cuando nunca pensamos encontrarnos con la Casa Rosada para Néstor. El desafío para cualquier gobernante es cómo mantenerlo”.
En 2011, Cristina Kirchner obtuvo más de los 50 por ciento de los votos para gobernar hasta diciembre de 2015. Las elecciones de medio término son para renovar la mitad de las bancas de Diputados y un tercio en el Senado.
En arduo camino electoral, el kirchnerismo comienza a ensayar un dispositivo para intentar digitar la sucesión.
Carlos Menem hizo todo para que Eduardo Duhalde pierda a manos de Fernando de la Rúa. Y lo logró.
Con la vuelta de la comunicación entre Cristina y Macri, ¿resurgió la tesis de Néstor Kirchner? El expresidente decía que necesitaba una fuerza de derecha como oposición, y esa era representaba por el Jefe de Gobierno.
Incluso pidió a un banquero amigo sus buenos oficios para que intercediera ante Macri para que este cambiase de opinión y en 2007 fuera candidato a presidente para enfrentar a Cristina. La decisión fue otra.
Con Daniel Scioli recobrando protagonismo y Sergio Massa ubicándose en la pole position de cara a la presidenciales de 2015, Cristina Kirchner enfrenta un dilema acerca de cómo actuar.
La agenda de los candidatos con mejor imagen frente a la sociedad propone un cuaderno de anotaciones para aplicar políticas diferentes al modelo K. La moderación que podría venir supone otra comunicación con los empresarios, el mercado y los demás países.
La fragua cristinista añora un dirigente que defendiera las victorias de la “década ganada” pero hasta el momento no surgió un alfil de puro linaje que represente este perfil.
Hasta la explosión de Ciccone, Amado Boudou tenía la misión de trabajar para la continuidad del proyecto. Carlos Zannini y Juan Manuel Abal Medina son las personas más fieles al pensamiento de la Presidenta y el movimiento La Cámpora.
En charla con Mirtha Legrand, Macri confesó que la Presidenta ahora le atendía el teléfono. ¿Qué tienen que hablar ambos? El Jefe de Gobierno porteño necesita de avales para conseguir créditos internacionales para costear obras para evitar inundaciones, por ejemplo.
En la política, las suspicacias siempre están presentes, y más cuando se trata de discutir la sucesión.
Como la Presidenta, Macri juega de oficialismo en su distrito y debe obtener una victoria clara tomando distancia de Unen. Elisa Carrió, archienemiga de Cristina y de Mauricio, podría modificar el programa 2015. Lilita dice que irá por la Presidencia cuando ya una vez había afirmado que no lo haría más.
Cristina Kirchner no puede trabajar en un proyecto de reelección. Le cuesta laborar una figura de su propio riñón. Y ve que los potenciales sucesores esmerilarán parte de su obra. Ayudar a Macri tal vez sea una buena idea.