El frío de un Gobierno de exclusión

El frío de un Gobierno de exclusión


La calle no es un lugar para vivir. Esto no es una consigna vacía. En la Ciudad de Buenos Aires, la ciudad más rica de la Argentina, un total de 4.394 personas viven en la calle y 1.478 más se encuentran en los paradores.

Las políticas de exclusión dan prioridad a los derechos de las mascotas antes que las necesidades básicas de lxs que habitamos la ciudad. La vivienda digna no es solo un reclamo, sino que es un derecho. Lo mismo que la salud y la educación, que parecen ser la última de las preocupaciones del gobierno porteño.

Un 70% de las personas en situación de calle declara haber sido víctima de violencia institucional, porque el Estado, lejos de velar por las necesidades de sus habitantes, desaloja con palazos a los y las más humildes que no encuentran otro lugar más que la calle para vivir. No hace falta un gran esfuerzo para recordar la infame UCEP que implementó Mauricio Macri cuando todavía era Jefe de Gobierno porteño. Cifra que también aumenta en complicidad con las políticas de este gobierno que legitima el gatillo fácil como una práctica de la nueva Policía de la Ciudad. Esto es un agravante más a la ya angustiosa situación de estar viviendo en la calle.

El macrismo, que gobierna la ciudad desde el 2007, lleva adelante un modelo de especulación inmobiliaria que, además de otorgar negociados a grandes constructoras, llevó el precio de las propiedades a las nubes. Esto hace que sea cada vez más difícil poder habitar una vivienda digna en la ciudad, provocando un desplazamiento hacia las villas, que han aumentado su población desde que asumió Macri a cargo de la jefatura de gobierno. La ciudad más rica del país no puede darle la espalda a las y los más humildes, ni tampoco a la clase media, que destina más del 50% de sus ingresos en un alquiler.

Nos encontramos frente a un Estado que no da soluciones a las necesidades básicas de sus habitantes; un Estado ausente que prioriza las políticas de marketing y la obra pública descartable, antes que las necesidades de los y las porteñas. Son preocupantes los datos que reflejan la desigualdad entre el norte y el sur de la ciudad; pareciera que el Estado de la capital tiene ciudadanos y ciudadanas de primera y de segunda. Diez años es tiempo más que suficiente para mostrar resultados de gestión en temas estructurales como son la vivienda, la salud y la educación. En ese tiempo, solamente hemos visto cómo avanza el deterioro de las condiciones de vida.

En la ciudad no hay pesada herencia que valga, los problemas de las porteñas y porteños vienen de arrastre de la gestión Macri. Horacio Rodríguez Larreta no hace más que continuar profundizando la situación de precarización y mercantilización en salud, educación y vivienda.

Cuando decimos que así no vamos bien nos referimos a estos números, que permiten visibilizar la necesidad de abordar una política pública que dé respuestas a las necesidades de todos y todas.

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