El peronismo bonaerense busca su horizonte

El peronismo bonaerense busca su horizonte


Era lunes por la noche. Sentados en una de las mesas mejor ubicadas del restaurante El Mangrullo del municipio de Ezeiza, compartían una mesa el intendente local Alejandro Granados (recién reasumido tras su experiencia como ministro de Seguridad), el jefe comunal de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y el exintendente de La Matanza y derrotado en las primarias kirchneristas, Fernando Espinoza.

Según relató uno de los presentes (había casi una decena de comensales), el tema sobresaliente de la conversación fue, cómo no, el futuro del peronismo bonaerense. Luego del golpe que significó el triunfo de Cambiemos en la Provincia, echando al PJ de la gobernación después de 28 años consecutivos en el poder, los barones ya no esconden el debate sobre cómo reacomodar fichas para poner en marcha el poskirchnerismo.

“Están en una fase de ‘poroteo’, viendo con quiénes se cuenta y las opiniones que hay”, explicó uno de los dirigentes presentes, cercano a Granados. Lo que ocurrió aquella noche en el restaurante emblemático de la “rosca” política peronista del Conurbano sucede con asiduidad en todo el territorio. “Pero nadie está saliendo a hablar, todos los diálogos están siendo reservados”, añadió.

En las conversaciones sobre cómo resurgir, los peronistas de la Provincia saben que la dicotomía sobre qué hacer con el cristinismo es uno de los tópicos esenciales. “El debate que se está dando hoy es qué hacer con La Cámpora, si dejarla afuera y aislada, o incorporarla como un actor más, sin un rol predominante”, describen desde el PJ.

El quid de la cuestión no pasa tanto por el paladar de los dirigentes (la aplastante mayoría de ellos no siente mucho afecto por el cristinismo duro de discurso setentista) sino por la conveniencia electoral y la mirada de la opinión pública. La expresidenta Cristina Kirchner aún conserva altos niveles de aceptación popular y una impresionante capacidad de movilización.

Pero, a la vez, La Cámpora es una marca que provoca fuerte rechazo en el electorado independiente y menos proclive al discurso ideologizado. Ergo, son conscientes de que sumar al cristinismo a la futura conducción del peronismo provincial puede ser funcional a Sergio Massa y su Frente Renovador. Vale aclarar: según trasciende, para los barones del PJ, acercarse al massismo tampoco está descartado a largo plazo.

En marzo próximo está previsto que se lleve adelante el Congreso del PJ bonaerense y la idea es que allí se cristalice el nuevo statu quo peronista. Durante las largas semanas del verano, se espera que decante el debate interno y haya un nuevo conductor que, a la vez, sea quien le dispute al Frente Renovador el rol de líder de la oposición frente a la gobernadora María Eugenia Vidal.

Esta semana, los diputados y senadores del Frente para la Victoria se reunieron con las autoridades partidarias y los economistas del espacio. Pactaron “no entorpecer en la gestión de la gobernadora dándole las mismas herramientas que le fueron otorgadas” a su antecesor, en alusión a los superpoderes para reasignar partidas y al aval para el endeudamiento. Así al menos lo comunicó Pepe Scioli, principal operador de su hermano Daniel.

El PJ, en todas sus versiones, quiere mostrarle al electorado y a la propia Vidal que el massismo no es el único interlocutor. Por ahora, al cierre de esta edición, no había acuerdo cerrado para aprobar el Presupuesto, aunque todo indica que se alcanzará gracias a incorporar el pedido del Frente Renovador de votar la prohibición a la reelección indefinida de los intendentes.

Esa es la llave maestra para mover el andamiaje de la Legislatura: con el sí del massismo, el Ejecutivo de Cambiemos podrá tener su Presupuesto, en lo que se espera una sesión maratónica (en Diputados a la mañana y en el Senado a la tarde) en algún día hábil previo al 31 de diciembre. El kirchnerismo incluso es más proclive a votar el endeudamiento, que requiere mayoría calificada de dos tercios de los presentes.

Pero los renovadores, además de plantear bicamerales de seguimiento, insisten en que se baje el tope de reasignaciones de partidas por decreto. Hasta ahora no hubo avances significativos en las negociaciones pero nadie desespera. Se sabe que Vidal y Massa tienen un acuerdo de tire y afloje sin que se rompa. No vaya a ser que dejen una grieta para que entre un tercero a su ajedrez.

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