Al igual que sucede con un auto que se deja parado tanto tiempo, es necesario tomar medidas que le den al motor la capacidad de aprovechar el empujón para arrancar. Es decir, hay que cambiar las bujías, arreglar la dirección, revisar el aceite. O, dicho en términos económicos, salir del cepo, arreglar con los holdouts, bajar las retenciones, aprobar una ley de pymes.
La Argentina se parece a un auto cuyo motor se detuvo en 2011 y, desde ese momento, entramos en una economía recesiva. A esto, debemos sumarle otros elementos: dólar inestable (desdoblado en varios tipos de cambio), pérdida de inversiones, fuga de capitales, inaccesibilidad al crédito, a los mercados financieros internacionales y una inflación galopante.
Para la economía, un hecho estilizado es aquel que se desprende de la observación y de las estadísticas. Este concepto fue desarrollado por Nicholas Kaldor (1908-1986) en su artículo sobre “un modelo de desarrollo económico” quien pone énfasis en la observación y el análisis de datos concretos. Los ciclos económicos duran en promedio 10 años desde que se inician hasta que terminan. Durante esa década encontramos periodos de crecimiento, auge, estancamiento, crisis y recuperación. Por lo general, el orden del proceso se respeta y pocas veces un gobierno tiene la capacidad de recuperar la economía de un estancamiento sin pasar por la crisis. Pero en la Argentina el efecto del cambio de rumbo político resultó en un empujón con la fuerza suficiente para impulsar una fase de crecimiento.
El empleo está creciendo y la inflación está cayendo. Los datos del INDEC muestran que ha aumentado del 41,5% al 41,7% desde el segundo trimestre del año pasado, a la vez que mucha gente que se había desalentado en su búsqueda laboral, recuperó la esperanza real de conseguirlo. El efecto estadístico de este fenómeno se revela en que la tasa de empleo aumentó pero la de desocupación se mantuvo inmóvil. En contraposición, la inflación muestra una clara tendencia a la baja. El índice de agosto es el menor del año, al igual que lo fueron los dos meses anteriores. A este ritmo, en diciembre la inflación estaría en el orden del 1,5% mensual, lo que pronostica para el 2017 una tasa anual menor al 20%.
El gobierno tomó medidas para generar cambios estructurales y evitar que la economía vuelva a estancarse. A veces, como un mecánico, uno se encuentra con desperfectos inesperados que requieren recalcular las decisiones tales como es el caso de las tarifas. En la voz de algunos sectores se siente una mirada casi apocalíptica de la situación actual. De alguna forma, el dramatismo ocupa una parte de la opinión pública: pareciera que todo se derrumba en minutos. ¿Será tan así? ¿O estamos ante un proceso positivo donde la economía muestra señales de recuperación?
Saliendo de la jungla y del ruido que provoca, pareciera que se trata de una profecía “no” autocumplida. Observando datos concretos, la realidad muestra un color distinto. La foto del G-20 expresa un mundo que admira a la Argentina y que promete un auto que arranca y avanza con confiabilidad. Alentado por esta visión, nuestro país será sede de las reuniones del grupo internacional en el 2018. Los datos brindan señales concretas de un país en recuperación.
El campo genera de uno de cada tres empleos en el país. Durante el primer semestre, se vendieron casi el doble de tractores y de sembradoras, y un 54% más de cosechadoras que en el mismo período del año pasado. Las exportaciones también aumentaron, no solo en los productos tradicionales como harina de soja, maíz y trigo sino además en productos regionales como arroz, papa, legumbres y productos orgánicos. Un dato poco conocido es que Argentina tiene un 7% de las tierras del mundo certificadas para la producción orgánica, lo cual representa una gran potencialidad.
Otro sector como el de la construcción representa una variable fundamental para el crecimiento económico, y luego de varios años de caída, los permisos de edificación estarían comenzando a subir, tal como explicó el titular del INDEC. Por otro lado, el sector automotriz -uno de los más afectados por la crisis brasileña- aumentó sus ventas al mercado interno en un 21%.
El consumo rebotó en el mes de julio, subiendo luego de tres años consecutivos de derrumbe, según datos de CCR (que es la misma consultora que informó una caída hacia el mes de junio). En materia de turismo, Argentina se encuentra en el segundo lugar de Sudamérica. Según la Organización Mundial del Turismo, recibimos un 7% más de turistas extranjeros que en el 2015 y los datos del INDEC son auspiciosos ya que muestran un aumento del consumo hotelero dentro del país.
La historia contemporánea está repleta de profecías autocumplidas, que son falsas creencias que llevan a su propia realización. Fue la expectativa de la llegada del cometa Halley lo que llevó a una ola de suicidios a principios de siglo pasado, aunque la catástrofe nunca se produjo. La evidencia parece mostrar que se trata de lo contrario: las predicciones de una megadevaluación y un super ajuste no se hicieron realidad. El empleo crece, el dólar se encuentra estable tras la salida del cepo (recordemos que el dólar de mercado en diciembre rondaba los 14 pesos) y la inflación está bajando. ¿Estaremos ante una profecía “no” autocumplida?