“Te acordás hermana,… qué tiempos de seca, cuando un pobre peso daba el estirón…”
Ya no están tantas de aquellas que compartían esos tiempos de los quince años con lágrimas en los ojos, sin saber por qué. Hoy se congratularían como una, por estar vivas en cada recuperación de conquistas sociales que, habiendo sido previamente enajenadas, vuelven con firmeza a reincorporar patrimonio y soberanía a nuestra nación.
Somos parte de aquellos jóvenes viejos que vemos “torcer el brazo” de a poco a ese “daño perpetuo”, a ese mal que no pudimos vencer en un pasado de momentos históricos y políticos desgraciados.
Gracias a este presente, encarnado en la férrea voluntad política de una mujer que logró con sabiduría – y casi, a veces, olvidándose de ella misma – la transformación que anhelábamos antes, hoy nos arrimamos al valor de lo posible para acompañarla.
“La historia no se escribe en línea recta”, remarcó Cristina el pasado 27 de abril. De esta manera, hizo reiterar a un segmento de esta sociedad de adultos mayores a la que pertenecemos, nuestro reconocimiento socialista a esos “pibes”, los miles de jóvenes que empiezan a comprometer su futuro en campos políticos sembrados de buena semilla, para seguir construyendo esta Argentina que necesita de sus convicciones y las nuestras, para que nunca más volvamos a vivir el oprobio que por tortura mental hemos sufrido.
Reconquistemos día a día la alegría de sabernos los unos y los otros protagonistas de una realidad que convoca a todos y cada uno sin excepción. Nos lo merecíamos.
Por Susana Rinaldi
Legisladora por el Frente Progresista Popular