La otra cara de Garré

La otra cara de Garré

Existen determinados casos que con el paso del tiempo y vistos a la distancia se transforman en una divisoria de aguas en la vida política de determinados dirigentes. Y la importancia del hecho es tan determinante que amenazan con influir en el futuro de una forma tal que nada volverá a ser como antes.


Existen determinados acontecimientos que con el paso del tiempo y vistos a la distancia se transforman en una divisoria de aguas en la vida política de determinados dirigentes. Y la importancia del hecho es tan determinante que amenazan con influir en el futuro de una forma tal que nada volverá a ser como antes.

La introducción anterior sirve para describir lo que vivió la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, el martes de esta semana. Durante esa jornada, la intersección de Avenida de Mayo y 9 de Julio se convirtió en un campo de batalla. A plena luz del día, delante de los sorprendidos transeúntes que pasaban por el lugar. El momento de mayor violencia se vivió cerca del mediodía, cuando efectivos de la Policía Federal (PFA) y de la Gendarmería Nacional desalojaron con gases lacrimógenos y camiones hidrantes a un grupo de exsoldados continentales reclutados durante la guerra de Malvinas, pero que no llegaron a combatir en las islas, que mantenían cortado al tránsito desde el lunes por la noche, en reclamo por un reconocimiento económico.

Cerca de 24 manifestantes detenidos y tres policías heridos con politraumatismos fue el resultado del violento enfrentamiento entre los exconscriptos y efectivos del cuerpo de Guardia de Infantería de ambas fuerzas de seguridad. Los manifestantes intentaron resistir el desalojo arrojando piedras y palos contra los uniformados y uno de los camiones hidrantes.

Lo más grave del hecho fue la violencia que utilizaron los numerosos efectivos de la ley para desalojar a un grupo relativamente menor que solo esperaba ser atendido por algún funcionario del Ministerio de Defensa de la Nación.

Y a eso se sumó que todo fue transmitido por los canales de noticias, cuyas imágenes no hacían más que complicar el accionar de la Federal y la Gendarmería. Pero lo más preocupante del caso fue que, después de los incidentes, la ministra Garré justificó el violento desalojo y desestimó su reclamo en duros términos, al calificar a los manifestantes
de extorsionadores.

“Estos exconscriptos reclaman un tratamiento especial en virtud de haber sido movilizados al sur con argumentos que le caben a toda la población de la Patagonia. Recurren a la extorsión para tratar de lograr los mismos beneficios que la Nación reconoce a quienes combatieron en el Teatro de Operaciones”, señaló una imperturbable Garré.

Para más datos, la ministra sorprendió a todos cuando señaló que el operativo llevado a cabo por las fuerzas de seguridad estaba dentro de los “protocolos de intervención en manifestaciones públicas” diseñados por el Ministerio de
Seguridad, garantizando un uso proporcional de la fuerza pública a los fines de restablecer el orden, con el mínimo riesgo para los manifestantes y para el personal policial. El último hecho que terminó por no dejar nada definida la posición de una funcionaria que hasta el lunes por la noche tenía fama de garantista, fue la felicitación oficial que realizó la jerarquía de la Policía Federal a los efectivos que desalojaron violentamente a los manifestantes. Es una obviedad que los jefes de la Federal pudieron realizar la ceremonia de felicitación porque contaban con el visto bueno de su jefa política, la propia Garré.

La magnitud de los acontecimientos provocó variadas repercusiones dentro del mismo kirchnerismo, ya que un sector se sorprendió ante la violencia de los agentes de la ley y la “desubicada” postura de la ministra, como desde la oposición, donde los primeros que se hicieron oír fueron los moyanistas de la CGT al mostrar su sorpresa por la cruenta represión, destacando que tal acción no se correspondía con un gobierno que decía defender los derechos humanos como una política de Estado.

La descripción de los hechos sirve para demostrar que Garré se enfrentó a una circunstancia en la que su accionar provocará una divisoria de aguas en su futuro político. Sin embargo, los pesos pesados de la Federal que fueron consultados por Noticias Urbanas no se sorprendieron ante el endurecimiento de la postura de la kirchnerista.

“Es la misma que dice públicamente que en la fuerza hay corrupción, mientras por otro lado hace la vista gorda con un sector de la institución, tan viciosa como sus camaradas, pero que cuenta con el aval del jefe de los azules, el comisario general Enrique Capdevila”, revelaron. Y los hechos no se pueden discutir. Por eso es muy probable que lo que ocurrido el martes no será algo de lo que Garré se pueda enorgullecer en el futuro.

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