En estos días previos a la asunción del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el mundo asiste a un sainete o “situación extraña” por llamarla de algún modo en la que la principal potencia del mundo parece haber perdido por completo el rumbo de la geopolítica o prefiere hacer “kirchnerismo básico” tribunero, gritando hacia afuera para que se escuche y se festeje en su país . En las explicaciones del porqué de su derrota en las elecciones locales, se equivoca una y otra vez con las acciones que encarga y las afirmaciones de sus salidas públicas quedando al borde del ridículo, al decir del General Juan Perón “del único lugar de donde no se regresa”.
La administración de Barack Obama, reconoce en cada movida política que realiza, los errores, debilidades y hasta eventuales delitos cometidos en su gobierno por la candidata Hillary Clinton y que fueran develados por Wiki Leaks, las propias cadenas rusas como Russia Today (RT) o Sputnik y por todos los medios del mundo alternativos al eje norteamericano de las cadenas de medios pro Obama que por supuesto ya se adaptarán como todos al “nuevo negocio”.
Un informe “amateur” en el mejor de los casos
El informe de 25 páginas (versión desclasificada de un documento que continuará reservado), es en realidad una denuncia de sus popes de inteligencia contra sí mismo a partir de las denuncias que ellos tildan de “propaganda rusa”. No dicen que esas cosas no son verdad sino quiénes creen que las hicieron y de qué modo. Ridículo desde quién lo dice (el Presidente y la CIA), absolutamente autoincriminatorio ya que demostraron que no pueden impedir que les hackeen los servidores en un gesto de debilidad alarmante para Estados Unidos y encima no niegan el contenido sino la forma.
El informe asegura que “Putin y el gobierno de Rusia buscaron ayudar las chances de victoria” de Trump desprestigiando la candidatura de Hillary Clinton. ¿Cuál es el delito en un mundo que sólo se mueve por conveniencias?
Las agencias de inteligencia también llegaron a la conclusión que Putin y el gobierno de Rusia “desarrollaron una clara preferencia” por Trump, que durante la campaña hizo comentarios favorables al líder ruso. Esto es absolutamente cierto a pesar del maquillaje que le dieron a la cobertura, pero claramente nadie en su sano juicio cree que Trump ganó por eso. Además eso dice el informe. ¿Para qué lo hicieron entonces?
De acuerdo con el informe, las agencias estadounidenses de inteligencia tienen “alta confianza” en que el pirata informático identificado como Guccifer 2.0 es una herramienta del órgano militar ruso de espionaje, el GRU.
Guccifer 2.0 es apuntado como el responsable por la invasión cibernética de los correos electrónicos de altos dirigentes del Partido Demócrata y del jefe de la campaña presidencial de Clinton, John Podesta.
Si existiese Guccifer 2.0 hay que felicitar a los rusos por la notable eficacia de su accionar en territorio estadounidense, hay que descabezar a todos los responsables de los organismos de inteligencia de Estados Unidos, sobre todo aquéllos que deben impedir ciber ataques. Y además hay que investigar a fondo todo lo que John Podestá afirmaba en esos correos, algunos cosas gravísimas para cualquier democracia.
Está claro que existen dos Américas. Una se va, otra llega
Los jefes de las agencias responsables por este informe discutieron ayer detalles secretos de las conclusiones con el propio Trump, quien descree de la influencia de Rusia en su victoria.
“Tenemos bastantes problemas en todo el mundo como para crear uno más”, ha agregado Trump con realismo. “Ambos países, quizás, trabajen juntos para resolver algunos de los muchos problemas y grandes temas apremiantes que hay en el mundo”.
Sabedor que tanto desatino internacional puede servirle a los demócratas para complicarle el inicio del mandato, en una reciente entrevista el ganador de las elecciones presidenciales del 2016 catalogó como “una política caza de brujas” las insinuaciones sobre la supuesta injerencia de los rusos en las elecciones estadounidenses. “Ellos se lanzaron a buscar culpables en respuesta a su propia derrota electoral”.
“China ‘hackeó’ 20 millones de cuentas gubernamentales no hace tiempo”, recordó Trump, refiriéndose a una brecha abierta en las bases de datos estadounidenses por un ataque informático desde el territorio chino entre abril del 2014 y principios del 2015. “¿Cómo es que nadie ni siquiera habla de eso? Es una política caza de brujas”.
Guerra Fría II
Dónde estaban los medios y las mega cadenas cuando esto sucedía denunciando el delito si fuera cierto. No importaba, Obama no había todavía perdido el gobierno ni su archienemigo Putin estaba del otro lado. Tan solo eso. Todos recordarán la dureza de los rostros en su charla en las márgenes del último G20, y allí trascendió que el gesto adusto de Obama tenía que ver con esa información que tenía. La pregunta es: si ya lo sabían, con 600 mil millones de dólares anuales que dispone Estados Unidos para la guerra, no pudieron parar a 10 hackers. Y eso sin contar el presupuesto de la CIA, el padre político del monstruo inventado.
El objetivo principal de las acusaciones contra Rusia acerca del presunto ‘hackeo’ de las presidenciales en EE.UU. es un “truco de propaganda” destinado para desacreditar al presidente electo del país, ha señalado el exanalista de la Agencia Central de Inteligencia Larry Johnson en una entrevista a RT.
“Está diseñado para difamar y condicionar a Trump”, ha expresado”. El analista afirma incluso que la excandidata demócrata “no necesitó ninguna ayuda para ser desacreditada, ya que ella misma fue bastante eficaz en ello”.
En particular, Johnson ha recordado el escándalo con los correos electrónicos de Clinton, destacando que “no fue Vladímir Putin quien puso el servidor de correos electrónicos en su cuarto de baño”, añadiendo que “no fue Putin quien le dijo a Clinton que usase una cuenta de correo electrónico privada y compartiese información clasificada”.
La frutilla de la torta
Estados Unidos expulsó 35 diplomáticos (o agentes) antes de la Navidad, esperando iniciar con ello una gran escalada con Rusia como respuesta a ese hecho a pocos días de la llegada de Trump. Otra vez Putin le ganó la pulseada, lo ignoró olímpicamente e invitó de modo irónico a los diplomáticos/espías norteamericanos a pasar las fiestas en el Kremlin. No tengo más nada que hablar contigo, habrá pensado Putin con su frialdad característica mientras espera la transición.
La derrota de Obama/Clinton fue dura pero él se encarga de hacerla aún más humillante ante el mundo. Quizás sea el momento de cerrar la boca y proteger a todos lo que cometieron tantos errores y delitos a las puertas de al llegada de la nueva administración.