En el marco de su plan de gobierno para la educación, Milei ha propuesto la liquidación del sistema educativo público como tal y su reemplazo por un sistema de vouchers o cupones universales, que se entregarían a cada familia para que elija la escuela que quiere para sus hijos.
En primer lugar, digamos que esta propuesta no es original sino una copia de ideas ya viejas. El sistema de vouchers o cupones fue propuesto por Milton Friedman en 1955 y luego en La libertad de elegir, libro escrito con su esposa Rose Friedman en 1980. Conocido como el promotor de la Escuela de Chicago, de corte monetarista, Friedman inspiró los planes neoliberales del gobierno del dictador Pinochet, y otros gobiernos, como el de Reagan en los EE UU y Thatcher en el Reino Unido. Durante la década del 80-90 estos planes condujeron a la privatización de los servicios públicos, de las jubilaciones y la destrucción de derechos sociales en numerosos países del mundo.
Casi 70 años después, ningún país del mundo ha aplicado este sistema. Solo hay experiencias puntuales de cupones focalizados por razones económicas o de discapacidades, por ejemplo, en el distrito de Columbia en los EE UU. En Chile, país que se esgrime como ejemplo de su aplicación, en realidad ha instrumentado una versión parecida al subsidio a escuelas privadas que desarrolla Argentina desde la Ley 13.047 (1947) y no cupones a las familias.
Milei afirma que mantendría el presupuesto de 6% del PBI para la educación, lo que es una mentira dado que su plan económico consiste en una reducción drástica de impuestos y retenciones a los grandes empresarios y bancos (no así del IVA al consumo masivo). O sea que, de aplicarse el voucher universal, les trabajadores verían reducir los fondos para la educación de sus hijes, y desde ya la desaparición de la gratuidad en los niveles no obligatorios como la educación superior.
Otro argumento de Milei es que este sistema provocaría una mejora de la calidad de la educación a partir de la libre competencia entre escuelas por conquistar matrícula. Esto es falso. En CABA, por ejemplo, el 50% de la matrícula asiste a escuelas privadas, el 70%[1] de ella subsidiada por el Estado con un presupuesto anual 2023 de 63.500.000.000$ (el equivalente al presupuesto de toda La Matanza con alrededor de 1.800.000 habitantes) y la “libre competencia” entre privadas y públicas no ha mejorado la educación. Ésta es desigual y no escapa a los problemas de crisis educativa que vive el país, siendo los resultados menos malos las de aquellas instituciones que segregan matrícula de mayor nivel socioeconómico. Lo que Milei esconde es que, al ser un cupón universal, el Estado pasaría a subsidiar a toda la matrícula, no solo al 70% del 50% antes mencionado, sino al 100%, incluyendo a aquellos que hoy pagan hasta 200.000$ por mes de aranceles en una escuela privada de elite. La fragmentación social se profundizaría ya que las escuelas que hoy cobran aranceles altos lo seguirían haciendo, pero con más ingresos porque además dispondrían de estos cupones y se reducirían los fondos para educación que van a las poblaciones más carenciadas.
Otro argumento de Milei es que la escuela pública le “lava el cerebro con marxismo a la juventud”. Reclama que la educación deje de ser portadora de ideologías políticas y defiende la libertad de los padres de elegir la escuela de sus hijos. Estas acusaciones las ha repetido con la furia que lo caracteriza en no pocos medios de prensa. Ocurre lo contrario. La escuela pública es uno de los pocos espacios donde puede hacer pie el ejercicio de “la educación como práctica de la libertad” como alentaba el maestro Freire. Esto es así porque su sistema de designación de docentes por concurso en base a puntajes por mérito (cursos, carreras, concepto, antigüedad), favorece el ingreso de docentes sin distinción de ideologías. Esto permite un ámbito donde se puede pasar de la socialización primaria, que es la familia, a una socialización secundaria donde les estudiantes pueden contrastar las ideologías, costumbres de su ámbito familiar a un ámbito social y desarrollar el pensamiento crítico, a partir de que no ha habido una selección sesgada de la docencia. La escuela privada, recortada por sectores socio-económicos, religiones, nacionalidades y peor aún el Homeschooling (la educación por les padres en la casa) que promueve Milei, es autoritaria y un abuso de poder de les padres sobre sus hijes ya que les niegan el derecho a conocer otras culturas, y formas de pensamiento. ¡Pobre niñez aquella que teniendo una familia que lo desampara, no tiene acceso a un espacio público como la escuela!
Como broche de tanto desatino, Milei pregona que la educación no sea obligatoria, con lo cual deja a la niñez a merced de la decisión de sus padres de enviarlo o no, lo que le desampara aún más. Pero, además, la fragmentación del sistema por sectores sociales es una fuente de violencia social. El desconocimiento de la realidad del conjunto de la sociedad aumenta la violencia hacia el otro que se desconoce y se teme. El patio de la escuela pública, la hora de la comida o del juego, la clase con diferentes, subjetiva a las futuras generaciones en la comprensión de su humanidad, excluido o no de la sociedad por razones que le son ajenas y que podemos cambiar.
Sin duda a Milei, defensor de la dictadura militar, le debe molestar que en las escuelas hablemos de que en nuestro país hubo terrorismo de estado que mató y desapareció a 30.000 personas y niñes. Que los pueblos originarios fueron despojados por un imperio colonizador y tienen derecho a tierras que son ancestrales. O que las Malvinas son argentinas y no de su admirada Sra.Thatcher. El prefiere que el currículo lo controlen ideológica y políticamente los que tienen el poder de seguir reproduciendo este sistema capitalista que defiende.
Venga por añadidura, un anhelo largamente acariciado por quienes promueven este tipo de propuestas que sería la destrucción del régimen laboral docente. Por el estatuto actual, convenio laboral docente, además de no depender de influencias políticas para el ingreso a un cargo, como ya hemos explicado, la docencia tiene estabilidad, lo que le permite, justamente ejercer la libertad que Milei quiere destruir: la de cátedra, pieza clave para el enriquecimiento de la educación y el desarrollo del pensamiento crítico en sus alumnos.
Finalmente señalemos que también ha despotricado contra la Educación Sexual en las escuelas y el derecho al aborto. Una propuesta retrógrada que desampara a la niñez. No lo hemos visto preocupado por combatir el abuso sexual, sicológico o físico contra las niñeces, la violencia contra la mujer y las disidencias o la necesidad de presupuesto para la prevención y erradicación de la misma. Sepa la opinión pública que la lenta pero segura educación sexual que está asumiendo la escuela pública, está permitiendo a la niñez abusada poner en palabras su desamparo y dar paso a la intervención de equipos de salud y defensorías, aunque hoy sean insuficientes. Pero además, prepararla para el difrute de su sexualidad como parte de su vida y de la felicidad humana.
Desde Izquierda Socialista y el FITU, seguimos bregando por un sistema educativo estatal público, único, nacional, democrático, con un presupuesto nacional del 10% del PBI, que garantice un gasto por estudiante equitativo en todas las provincias. Todo esto para una educación científica, no dogmática, pluricultural, con perspectiva de género, al servicio de la lucha por la emancipación de la humanidad de toda forma de opresión y explotación, y que preserve el ambiente para las generaciones presentes y futuras.
Abramos el debate en nuestras escuelas con las familias y estudiantes, explicando sin pausa que no puede volver atrás el reloj de la historia.
Laura Marrone, Licenciada en Ciencias de la educación. Ex legisladora de CABA por Izquierda Socialista(FITU)
[1] Según la Dirección de estadísticas de CABA en 2022 la matrícula estatal era de 392.714 estudiantes y la privada de 365.077. En tanto la matrícula privada subsidiada ascendía a 259.589 estudiantes. https://www.estadisticaciudad.gob.ar/eyc/?p=73239