Se llama Furia a un enojo de gran magnitud. La persona tiene ira. Entre sus sinónimos podemos destacar palabras tales como ira, cólera, rabia, impetuosidad, ímpetu o furor
La Furia, entonces, se asocia a una emoción que se expresa con irritabilidad y violencia. Al sujeto con Furia le sube la presión arterial y se le acelera el ritmo cardíaco. Además de las consecuencias físicas, también se altera el estado de conciencia del individuo, que puede actuar de manera irracional movilizado por la emoción en cuestión.
Si los iracundos son varios se da una suerte de Gestalt en clave trágica, etológicamente considerado comportamiento de manada, es decir que se actúa como un macro organismo conformado por varios individuos que quizás individualmente actuarían diferente.
Omnipresente y a veces difícilmente contenida la Furia acecha insaciable en busca del acto violento que permita su cabal expresión y que le permita liberarse de los frenos inhibitorios a veces difícilmente aceptados.
Los últimos días se han observado, en algunos sectores con gran preocupación, la multiplicidad de hechos violentos producidos por la Furia con su secuela de heridos y muertos.
Como jauría depredadora, los furiosos, presos de un frenesí de violencia se ensañaron con el solitario o el débil, la presa fácil que asegura la posibilidad de descargar esa pulsión homicida con relativa facilidad.
Inmersos en su ordalía de sangre, y acicateándose mutuamente sin importar las consecuencias la regresión atávica nos presenta en sociedad lo asocial.
Hay un despojo de las convenciones y un triunfo de lo animal, instalado siempre en nuestro subconsciente y pugnando a veces por encontrar una válvula de escape generalmente sangrienta.
El delgado barniz de civilización se va diluyendo cada vez con mayor frecuencia en una sociedad con el displacer social a flor de piel.
Ojalá desde el Estado se comprenda que el problema no estriba en la Ley Seca o los horarios de los boliches (barnizando una vez más el tema) y se necesitan soluciones de fondo más que de forma.
Sino los Orcos seguirán ganando la partida.
Luis Vicat
Abogado, licenciado en Seguridad, dipl. en Psiquiatría Forense.