Macri sube en las encuestas y se afianza en el Conurbano

Macri sube en las encuestas y se afianza en el Conurbano


El macrismo vive por estas horas una suerte de éxtasis preelectoral. Parten de un dato cierto: las encuestas, las propias, las de los rivales y las supuestamente “independientes”, coinciden en general en tres tendencias, cada una atribuida a los principales candidatos presidenciales. Todos, paradójicamente, tienen algo de lo que alegrarse y otro tanto para ver el futuro con cierta preocupación. Sergio Massa, del Frente Renovador, lidera la mayoría de los sondeos, con menos de 30 puntos de intención de voto, pero estaría estancado o viene cayendo desde que dio el batacazo en las legislativas de 2013 en la provincia de Buenos Aires. Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, logra sostenerse en un segundo puesto (ciertas mediciones, sobre todo las que paga él, ocasionalmente lo dan primero), con un núcleo duro de votos, pese a la exposición del kirchnerismo en general y de su cuestionada gestión en particular; en contra, le cuesta despegar. Mauricio Macri, en tanto, aunque tercero en casi todas las encuestas, viene creciendo; mucho o poco, pero sin parar. El optimismo amarillo se choca, sin embargo, con una pregunta recurrente y, hoy, sin certezas: ¿le alcanzará?

“Mauricio está primero claro en la Ciudad y muy bien en las provincias grandes, sobre todo en las ciudades de más de 100 mil habitantes. En Córdoba también lidera, en Entre Ríos está segundo, estamos bien en Santa Fe…”, se entusiasma un alto funcionario del Pro, casi autoelogiándose, ya que una de sus tareas, justamente, es colectar votos en el Interior. ¿Y la provincia de Buenos Aires, “el” distrito electoral del país, la madre de todas las batallas? “Mirá, el crecimiento de Macri en los últimos meses tuvo que ver, justamente, con el crecimiento en el Conurbano. Si bien estamos terceros lejos –se sincera el mismo dirigente–, Macri pasó de tener 9 puntos a unos 15. Eso a escala nacional te hace crecer”. La mejora, agregan en el Pro, tiene que ver, básicamente, con la presencia del Jefe de Gobierno en la zona.

Al menos una vez por semana, Macri “baja” al Conurbano o a un distrito del interior. La semana pasada, por caso, encadenó un raid de un par de horas en tres distritos del norte del Gran Buenos Aires con otra recorrida por otros municipios bonaerenses alejados y más ligados al campo. En Saladillo, el líder del Pro se mostró con el Vasco Olarticoechea, exfutbolista y excampeón mundial de 1986. Síntoma de que la estrategia de buscar candidatos “famosos” no va a cambiar. Otro funcionario macrista que recorre la provincia reconoce, de todos modos, que la búsqueda no es sencilla: “En Banfield, por ejemplo, habíamos detectado al Jardinero Cruz (exdelantero de River, equipos europeos y la Selección), festejábamos… Y cuando lo fuimos a medir, no lo conocía nadie. También se pensó en el periodista Otero (de Canal 13), que es de zona sur. Hay que ver: no es tan simple”.

Un foco especial, por tratarse casi de un país dentro de una provincia, lo trae La Matanza. Por ahora, la idea es seguir con el exárbitro Javier Castrilli, otro hombre ligado al fútbol y quien ya mostró algunos vicios de la política: fue funcionario K, estuvo con De Narváez, coqueteó con el massismo, pero hoy el Pro lo cuenta como propio. Algunos armadores del macrismo, con más ADN político y menos glamour, piensan en una solución más tradicional. Mover a un dirigente de peso de otro distrito. En este caso, sería correr al actual vicepresidente de la Legislatura y hombre del sur porteño, Cristian Ritondo. A favor: es un hombre de territorio, con recorrido en el peronismo y a quien no lo amilanaría ese vasto terreno dominado casi al antojo por el PJ. En contra: aun cuando no le escapa al barro, Ritondo (quien hoy además es dirigente de Independiente) prefiere jugar alguna ficha en la Ciudad. Sabe que no tiene chances frente a rivales como Gabriela Michetti, pero fiel al viejo manual avisó que su apuesta es grande para luego negociar algún consuelo. ¿Una vicejefatura? ¿Un ministerio? Por lo pronto algo, porque ya no puede renovar en la Legislatura porteña.

Realistas, los macristas que pisaron suelo matancero y ya tuvieron experiencias (negativas) en otras elecciones advierten que la principal preocupación en ese partido, de todos modos, es garantizar una buena fiscalización. “Antes que un buen candidato, tenemos que juntar 3 mil fiscales. Y es un quilombo”, se sinceran.

Pero más allá de estos movimientos de segundas líneas, en el Pro se consensuó un mensaje. Hacia adentro y hacia afuera. “Nuestro candidato en Provincia es Mauricio.” Esto quiere decir que, por cómo se conforma la boleta electoral, la candidatura presidencial de Macri será la que arrastre a los postulantes menores, provinciales y municipales. Por eso, quizá, hace ya varios meses que la principal aspirante macrista a la gobernación, la vicejefa porteña, María Eugenia Vidal, debe arreglárselas sola en sus visitas de campaña en tierra bonaerense. Con mirada optimista, a su alrededor buscan el lado positivo del “abandono” de Macri: “Cuando venía Mauricio a las recorridas, la gente y los medios se iban con él. Ahora, lo poco o mucho que sume María Eugenia, es de ella”.

Aunque si de miradas particulares se trata, habrá que consignar la última teoría que circula en el Pro: “¿Para qué queremos ganar la Provincia? Con que Mauricio saque 25 puntos es suficiente. Con lo mal que deja la gestión Scioli, ¿de dónde vamos a sacar un equipo para gobernar? Ya es difícil conseguir 2 mil tipos para gobernar el país”. El razonamiento, casi a modo de conclusión, lo dice uno de los políticos a los que más escucha Macri.

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