En estos días de debate intenso suenan contundentes las observaciones de García Linera ante la reciente derrota electoral en Bolivia: “Habíamos ayudado a cambiar al mundo; sin embargo, en la acción electoral, en una parte de nuestras acciones, seguíamos aún actuando como si el mundo no hubiera cambiado”. Es importante que en nuestro análisis podamos asumir nuestra derrota, el Kirchenismo es una fuerza política imparable cuando conduce heterogeneidades. La mejor elección de nuestra fuerza política (2011 con el 54%) fue nuestro punto de inflexión, en el pico de nuestro mayor caudal electoral nublamos la práctica política. Nuestra matriz de construcción basada en la articulación de diversidades se modifico por otra de hegemonía.
También es importante identificar que pese a estos errores políticos el Kirchnerismo siempre sustentó su matriz económica en la inclusión social, con el empleo como motor de la misma. El actual gobierno representa, con sus políticas y dirigentes, la historia más conservadora de nuestro país. Asistimos a un modelo sustentado en los mercados cuyo motor es el sistema financiero, un nuevo andamiaje colonial con sus offshore y paraísos fiscales como caras más visibles.
El Kirchnerismo utilizó en su gobierno la máxima de la heterodoxia económica, no enamorarse de las herramientas, usar todo tipo de técnicas para cada coyuntura particular. Hoy asistimos al retorno del dogma de la ortodoxia económica, los funcionarios macristas son fieles seguidores de esta fe económica, por eso en su mayoría son signatarios de cuentas offshore. Verdaderos creyentes del mercado, tienen arraigada una lógica mercado-teista encorsetada en un solo clivaje de la teoría económica, el neo-liberal. Esta “doctrina” que detentan con orgullo, les hace colisionar con toda lógica estatal. Al igual que “la mano invisible”; la teoría del derrame, el ajuste fiscal, la libertad del sistema financiero, son para el PRO los mecanismos que mágicamente se encargan de regular las asimetrías. La realidad es que mientras esperan por el derrame, el Estado se encuentra totalmente paralizado ¡salvo para echar trabajadores!.
Esta en su naturaleza: la situación hoy es dramática porque los que detentan el poder del estado lo aborrecen. En una dinámica casi esquizofrénica los mismos actores empresariales enriquecidos mediante la permeabilidad estatal, son hoy los que están a su cargo y son los que quieren llevarlo a su mínima expresión. La novedad del Gobierno de CEOS es que, al igual que en el mito de Edipo, no saben que están matando a quien les dio la vida. Cuando tomen conciencia probablemente correrán su misma suerte.
Pero tenemos que reconocer que asoman los primeros aciertos del Gobierno. Macri, esgrimiendo su espíritu unitario está logrando un milagro en el mapa político argentino: unificó las centrales sindicales, unificó el PJ, unificó las Universidades públicas con las privadas, unificó los reclamos de todos los frentes sociales. Se convirtió, con sus políticas, en el principal promotor del Frente Ciudadano. Al igual que la prohibición del peronismo que revitalizó el movimiento justicialista, Macri esta logrando que la sociedad se unifique contra las brutales políticas de ajuste de su gobierno.