La mayor responsabilidad de la dirigencia política en la actualidad, fundamentalmente la que aspira a cargos de gobierno, debe sin duda afrontar el desafío de ofrecer alternativas electorales no solamente creíbles, sino estructuralmente coherentes.
La suma de votos de las individualidades no hace a la suma del conjunto. Esta matemática electoral resulta engañosa. Es difícil imaginar las coincidencias políticas entre Elisa Carrió, Hermes Binner o Humberto Tumini. Sin embargo constituyeron un frente electoral al que suponen exitoso por esa premisa que la suma de las partes potencia el resultado final. Imaginar a esta alianza gobernando con las profundas contradicciones que permanentemente manifiestan, es un ejercicio que provoca un verdadero desasosiego.
Naturalmente resulta indispensable construir una alternativa al oficialismo gobernante, pero el eje estratégico de esa construcción debe constituirse sobre la base de ideas similares con prácticas similares. La importancia de romper con la hegemonía impuesta en una década de gobierno resulta del ejercicio responsable de reconocer las fortalezas propias en cada distrito electoral priorizando acuerdos de Políticas de Estado que, a futuro, garanticen una democracia sostenida y previsible desde la gestión de gobierno. La mejor forma de terminar con las crispaciones es la suma de referentes y partidos con proyectos similares.
Es así que nos parece trascendente en este proceso de construcción política la realización de estos acuerdos estratégicos, más allá de las actuales postulaciones electorales. El Área Metropolitana requiere de estas convicciones. Sus necesidades e intereses, sus servicios públicos y producción, deben coincidir en un lugar común. Quienes tienen responsabilidades de gobierno y han demostrado interés en la solución de los grandes temas deben trabajar juntos respetando y reconociendo las fortalezas en ambos distritos electorales.
El diseño de las Políticas de Estado debe estar en manos de quienes han demostrado que tienen condiciones de gobernar más allá de una retórica propagandística. Esto excede a los partidos o agrupamientos políticos que, en definitiva no han terminado de germinar ese proyecto del que nuestra sociedad, en su mayoría, termine enamorándose.
Es más que una elección. Es una responsabilidad forjar distrito por distrito esa unidad de criterios y acción. En el caso de esta enorme región (CABA/AMBA), tanto los compañeros que conocen y gobiernan de cara a los vecinos y aquellos que se sumen con criterios comunes, de uno u otro lado de la Gral. Paz, debemos trabajar juntos priorizando el interés social por encima de nuestros propios intereses sectoriales. Es muy posible que de esta forma la sociedad civil legitime con su apoyo un proyecto alternativo al oficial que nos tenga como protagonistas.
Las alianzas, frentes electorales o cualquier conjunción de partidos, deben superar las antinomias o las veleidades de candidatos, priorizando la construcción de ideas similares y prácticas similares, donde las prioridades sean la concordancia de políticas de Estado.