La ola verde sigue latente, firme, en las calles. No volvimos: nunca nos fuimos. Y el movimiento feminista y disidente protagonizó una verdadera maratón de lucha el último fin de semana. El 7 hicimos un picadito disidente, por el día de la visibilidad lésbica; el 8 ante la Catedral, con un pañuelazo y grito vikingo anticlerical; y el 9 inundamos las calles, una vez más.
En particular el 8 de marzo, en nuestro día, la Iglesia montó una lamentable misa en Luján “por la vida y las mujeres”. Dejar pasar semejante provocación de esa institución medieval, que se opuso al divorcio, al matrimonio igualitario y ahora a nuestro derecho a decidir, no era opción. Por eso nuestros pañuelos verdes se atan cada vez más a los pañuelos naranjas para separar la Iglesia del Estado y dejar de subsidiar la educación religiosa.
Les miles y miles que inundamos las calles del país somos quienes movemos el amperímetro, nuestras voces exigen al unísono aborto legal ya. Por esto surge una duda genuina. Si nuestro proyecto, el de la Campaña, está en las calles y logró media sanción, ¿por qué el presidente presenta uno distinto? ¿será que su visita al Vaticano no fue sólo protocolar y pretende incluir limitaciones? ¿O no es parte de esto la propuesta de 14 a 12 semanas el tiempo para realizar la práctica? ¿O cómo se explica que quieran incluir la objeción de conciencia institucional?
Si ayer Macri abrió el debate parlamentario y hoy Fernández presenta un proyecto, es por nuestra marea verde. Nunca nadie nos ha regalado nada, todo ha sido fruto de nuestra lucha. Por eso no nos conformamos con una legalización trucha: queremos el aborto legal por razones de salud pública, justicia social y por el derecho democrático de las mujeres y demás personas con capacidad de gestar de poder decidir sobre nuestro cuerpo.
Pero como la Curia y sus socios evangélicos ven al gobierno dispuesto a ceder, van a seguir presionando para cercenar lo más posible nuestro derecho.
Ante la posibilidad de la presentación del proyecto del ejecutivo, algunos sectores hablan de “lo posible”, que tenemos que adaptarnos y aceptar. Nos permitimos cuestionar esta posición.
¿Acaso no nos decían que el divorcio era “imposible”? ¿O que era “imposible” lograr las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género? Si cedemos al posibilismo escéptico y nos resignamos a las sobras que nos ofrecen desde el poder, estamos al horno. La historia demuestra que si hay voluntad política y movilización, lo que parece imposible se vuelve posible.
Llegar a esta marea verde que encabezan las jóvenes costó años. A partir de una pequeña vanguardia, hoy desbordamos las calles sin pedir permiso, llenas de emoción, de fuerza, dispuestas a todo. Y cuestionamos a este sistema. Como dice el documento unitario leído el 8M ante el Congreso, _“somos un movimiento antiimperialista, anticapitalista, antipatriarcal, anticlerical, antirracista”. Entonces con nuestra fuerza, hagamos posible lo necesario: aborto legal, sin ningún recorte clerical.
Cele Fierro, dirigente de Juntas y a la Izquierda-MST