Recta final para una campaña atípica si las hay. La campaña de la no-campaña. Apenas unos pocos días de política electoral entre fútbol y temas de agenda nacional. Sobre el final, el pedido de desafuero y detención de Julio de Vido y el hallazgo de un cuerpo que podría ser el de Santiago Maldonado en el mismo día obligó a los candidatos a ser mucho más cautos en la búsqueda del voto y a suspender actos de cierre.
De todas maneras, el que pega primero pega mejor, y el oficialismo cerró su campaña en Ferrocarril Oeste antes que el resto. Carrió festejó lo que pedía desde 2004, el pedido de detención de De Vido, al grito de “qué caviar, qué champagne”, y generó la euforia del público militante. No se privó de señalar a Mauricio Macri como el mejor presidente que tuvo la Argentina. ¿No será mucho? Tampoco de algo que podría ser una cábala: usar ropa azul francia, al igual que en el cierre de las PASO. Cómoda, segura y disfrutando del momento cometió un error al decir que había un 20 por ciento de posibilidades de que Maldonado estuviera vivo en Chile. Luego, redobló la apuesta asegurando a quienes la criticaron que le iban a tener que pedir perdón, porque ella no habla en vano. Quizás algún día entienda que opinar livianamente sobre algo tan doloroso es faltarle el respeto una familia que sufre y a un país que exige que la Justicia sea eficiente.
En tanto, en Unidad Porteña, ya casi sentado en su banca de diputado nacional, el candidato Daniel Filmus apeló a pegarle al Gobierno nacional y a escapar de los temas de gestión de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Junto a Cerruti y Recalde encabezaron un acto en la UMET, quizás como una forma de solidarizarse con el dirigente sindical Víctor Santa María. Tampoco ahorró palabras contra Carrió pero siempre enfocado en el eje nacional. Al igual que su líder, la expresidenta instó a los militantes a salir a buscar el voto: “Que no quede un timbre sin tocar”. ¿Se viene un timbreo K?
A Martín Lousteau le costó encontrar su lugar en esta campaña, no logró diferenciarse entre el oficialismo y la oposición, por momentos podía colar temas de gestión y políticas públicas exitosas de otros países pero aún con mucha dificultad para encontrar un lugar propio. Quizás, el haber elegido un lugar de cierre en las PASO como el boliche Museum lo diferencia y lo posiciona como un referente para el electorado joven. No faltó su esposa, Carla Peterson, que siempre suma en una era de unión entre política y farándula.
Matías Tombolini, que arrancó como la revelación de esta campaña por su estilo disruptivo y que hablaba directamente a un segmento joven y despreocupado por la política pero sí por llegar a fin de mes, por momentos perdió el eje de la campaña y después de las PASO le fue difícil encontrarle continuidad a su camino. A último momento volvió a su ritmo inicial y sorprendió con un spot muy atinado donde pide directamente el voto que se están repartiendo entre el tercero de Filmus y la segunda de Lousteau. Es fresco, es nuevo y tiene contenido. Si esta vez no llega, igual hay Tombo para rato.
Luis Zamora no logra explotar su potencial y solo apela a lo que otrora funcionó bien. No consigue salir de su zona de confort. Una pena, porque es un buen ejemplo de político honesto y útil que no supo exponerlo al público meta.
Marcelo Ramal hizo caminatas y fue contra Cambiemos y su participación en el coloquio de IDEA, sin presencia de propuestas ni de diferenciación que pueda darle al FIT el futuro que sueña, así y todo su núcleo duro le permite estar arañando la banca.
El domingo se vota y el lunes empezamos a trabajar para 2019. Señores candidatos, repetición, recordación y reputación. ¡A trabajar!
(*) Consultora en imagen pública e institucional