Mi nombre es Lucas Jaszewski, soy un ciudadano común y corriente, que tiene la “suerte” de poder trabajar de su profesión, que paga sus impuestos, la educación de sus hijos, las expensas, mantiene su hogar trabajando día a día… todo lo que hace al común denominador de la clase media.
A poco tiempo de empezar a desarrollarme profesionalmente, sufrí las consecuencias de la crisis del 2001 y, como muchos de mi generación, estuve a punto de irme del país a buscar nuevos horizontes, pero decidí quedarme, con incertidumbre y convicción al mismo tiempo, y arrancar de cero.
Hoy veo con tristeza que sufrimos la consecuencia directa de las malas políticas aplicadas por una administración política que gobierna desde la intolerancia y la soberbia, que hace un ejercicio hostil de la política, que no se compromete a impulsar políticas serias y sostenibles a largo plazo, que piensa siempre en el mientras tanto, que prioriza el beneficio propio, que no combate la injusticia, que alimenta la corrupción, el clientelismo y la fragmentación social.
Una clase política que no planifica y que deja nuestro futuro librado a la suerte… a la suerte para encontrar trabajo, para ir al colegio, para ser atendido debidamente en un hospital, para no inundarnos si llueve, para no ser víctimas de robos u otros delitos mayores, para viajar y llegar sin sufrir accidentes a nuestros hogares.
Esta realidad es la que vivimos todos y la que me impulsa a involucrarme para ser protagonista del cambio que necesitamos.
Me inspiraron las múltiples condiciones que veo en Sergio Massa. Con quien muchos nos sentimos identificados, al decir que “somos los hijos de la democracia y como argentinos tenemos la responsabilidad y la obligación de ser la renovación de la dirigencia política que dignifique y le dé confianza a la gente, de que podamos pensar en una Argentina para los próximos 30 años y no siempre pensar en el parche o en el mientras tanto o que nos libren a la suerte con nuestro futuro”.
Se y confió en que gracias a Sergio Massa vamos a acercarnos a una Argentina realmente inclusiva, con igualdad de oportunidades, con políticos que estén al servicio de la gente, a una Argentina en la que la administración del Estado no sea una agencia de colocaciones, a una Argentina en la que el gasto público no se dilapide en el bolsillo de algunos pocos sin llegar a la gente.
Porque estoy convencido de que Sergio Massa tiene las herramientas y las fuerzas para solucionar los grandes problemas que padecemos día a día: desconfianza, incertidumbre, inflación, falta de inversión, injusticia, inseguridad, malas prestaciones de salud y de educación, la pobreza… y a ellas debemos sumarle la que, a mi entender, es la madre de todos estos problemas: la corrupción enquistada en el poder político.
En fin, por esto es que decidí asumir el compromiso de trabajar, junto al equipo de Sergio Masa, con quienes comparto profundas convicciones, porque estoy convencido de que juntos podemos revertir esta situación recidivante de crisis década a década; haciendo prevalecer el respeto por sobre cualquier diferencia política, con transparencia política, enalteciendo así la democracia.
Aspiro a una nueva forma de hacer política, a ser una alternativa transparente y confiable en la Ciudad de Buenos Aires, que base su acción política en los principios del pluralismo, la equidad, la inclusión, el esfuerzo, la idoneidad y la libertad; y que esto sea visto por los ciudadanos como un cambio social, autoexigente con el comportamiento de nuestros representantes y permeable a las preocupaciones e iniciativas ciudadanas.
La ciudad de Buenos Aires merece profundizar su crecimiento y mejoramiento no sólo en su “vidriera”, como la bicisenda, el metrobus, las plazas, parques, museos, monumentos o festivales culturales. Estoy convencido de que podemos construir otra forma de hacer política, con la vocación de trabajar por un país con instituciones sólidas en donde se escuche y respete a la ciudadanía, y ello sólo es posible si se tiene contacto con la realidad y no se la niega, sino que se trabaja para solucionar sus problemas. Tengo el deseo de participar activamente, con la fortaleza y la energía que se necesitan para que este país tenga la realidad que se merece: la de, simplemente, vivir mejor, en paz y en armonía. Somos conciudadanos y tenemos el deber de respetarnos en la diversidad, tenemos el deber de hacer que la confrontación se desvanezca y dé paso a la construcción de un proyecto nacional que nos garantice la vida digna, en paz y armonía, poder forjar con nuevas ideas nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos y nietos y, porqué no, el de nuestros padres y abuelos.
Quiero darle las gracias como ciudadano y a Sergio Massa por ser el puntapié fundacional de esta histórica oportunidad de participación dentro de un espacio sin partidismos, sin confrontaciones, tan diverso, tan único, tan inclusivo y tan argentinamente genuino como lo es el Frente Renovador.
Sigamos sumando, seamos parte del futuro.