Luego del debate realizado en televisión entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta podemos concluir en que hubo un exceso de prudencia por parte de ambos en no agredirse, y que quizás por eso no se expusieron con claridad las diferencias entre ambos, que son muchas.
Quizá una de las más importantes sea la de avanzar en la definición de un modelo político de Ciudad. Larreta acota las definiciones políticas del modelo limitándolas a la gestión de gobierno, en tanto que Michetti ubica el modelo de Ciudad y la política en un contexto que, conteniendo la gestión, aborda la cuestión nacional desde un lugar diferente.
Para el primero, en la certeza de que Mauricio Macri gana la Presidencia solo existe la posibilidad de subordinar la Ciudad a la política de la Nación. Para la segunda, impera un criterio de complementariedad. Esto es, la Ciudad, en tanto autónoma, suma al contexto nacional desde su autonomía pero sin subordinación.
No parece lo mismo proyectar la Ciudad con una mirada estratégica sobre el diseño de un modelo pensado para sí misma, para la Nación y para el mundo, que dedicar el esfuerzo solamente en la gestión del transporte, por ejemplo, y entre otros temas cotidianos importantes, dejando que la Nación defina el resto. La autonomía plena es un objetivo central en el primer caso, mientras que en el segundo no excede lo meramente retórico. Esta no es una diferencia menor entre ambos candidatos.
Nadie duda y no solamente por lo expuesto en el debate, de la eficiencia y dedicación de Rodríguez Larreta en la coordinación de los planes y obras de gobierno. También es obvio que lo que no se pensó como ministro coordinador durante ocho años, difícilmente se piense en los cuatro años posteriores. Una cuestión es continuar con las políticas aplicadas y otra muy distinta es, sobre la base de las políticas exitosas, definir políticas públicas superadoras.
En este sentido parece más creíble y predispuesta Michetti, que a su vez corre con una ventaja: no necesita decir que es honesta. Lo es y lo parece.
Esa primera definición acerca de la política y el modelo que intentó Michetti también arrima una idea que, como contenido, resulta interesante. La lucha contra el narcotráfico como eje importante en materia de seguridad ubica la discusión en un contexto diferente y atraviesa diferentes aspectos de desarrollo social, educación y salud que merecen ser considerados.
Larreta promete llevar la frecuencia entre formaciones del subte a los 3 minutos: debería saber que esa es la frecuencia con horarios específicos pactada en los anexos del acta-acuerdo de transferencia del subte, excepción hecha de la línea H. Quizá sería conveniente que se cumpla ahora con Larreta jefe de Gabinete sin necesidad de esperar a la próxima gestión para el caso de que sea Jefe de Gobierno.
Los porteños desde 1994, con la reforma de la Constitución Nacional otorgando a la Ciudad de Buenos Aires un status constitucional especial, nos debatimos entre seguir impulsando la autonomía plena, con un territorio íntegramente federalizado, con un titular del Poder Ejecutivo que sea considerado con el mismo rótulo que los gobernadores de las demás provincias, o seguir atrapados a la Ley 24.588 (Ley Cafiero) que considera a la Ciudad de Buenos Aires como simple “continuadora jurídica de la Municipalidad de Buenos Aires”.
Las elecciones de la Ciudad Capital, más allá de su propio calendario, son fundamentales en la consolidación del proyecto PRO que conduce sin dudas Mauricio Macri a nivel nacional, que debe dejar en manos de quien le garantice estar a la altura de las necesidades futuras del distrito y que ha demostrado haber garantizado ampliar la plataforma electoral en cada elección en la que fue requerida, como sucedió con Michetti.