La seguridad como un asunto regional
“Creo que una de las claves de buena parte de los problemas que tenemos los argentinos es la de pensar que nosotros no solo hemos tenido la capacidad de inventar la pólvora, sino que la inventamos todos los días, la transformamos en algo más importante que la pólvora misma. Entonces, la idea de mirar a todo el continente tiene la finalidad de intentar sintetizar y aprender de otras experiencias de características similares, que en algunos casos han llegado a resoluciones favorables, porque han tenido políticas acertadas, como también otras que no han tenido políticas acordes.
Los argentinos siempre tuvimos una inclinación a sentirnos europeos y nunca terminábamos de entender que éramos latinoamericanos. Ahora que lo entendimos, nos cuesta trabajo comprender que las problemáticas de América Latina son también las de nuestro país. O que aquellas situaciones que se dieron en otros países –que yo también las he vivido 30 años atrás–, en algún momento iban a llegar al nuestro. Pasaron los años, la Argentina tuvo que cambiar su discurso y, de decir que somos un país de tránsito en temas de drogas pasamos a ser, por ejemplo, uno de los principales consumidores per cápita de cocaína en América Latina, o nos transformamos en uno de los países donde se han instalado las jefaturas de algunos de los carteles narcotraficantes más importantes.
Todo esto surge de los propios acontecimientos que ocurren. Suceden hechos que son lo suficientemente esclarecedores como para encontrar fundamento en las cosas que uno piensa. Si uno dice, como expresábamos nosotros hace unos cuantos años, que se están instalando algunos de los jefes de los carteles más importantes de la región en la Argentina y tiempo después es capturado el narcotraficante colombiano conocido como “Mi Sangre”, quien entre otras cuestiones tenía como objetivo la formación de una escuela de sicarios en nuestro país, entonces no es que esto podría llegar a ocurrir, esto ya ocurre”.
El proyecto de la editorial TAEDA y la agenda de seguridad
“El sueño de crear esta editorial y de tener la revista DEF como uno de sus productos centrales nace de una consigna, que era hablar de los temas que todos los días afectan a los argentinos pero que pocos se ocupaban de analizar, investigar o comentar. Uno de esos temas centrales tiene que ver con la seguridad. Cuando hablamos de seguridad no la abordamos solamente desde el narcotráfico. Creo que desde DEF se intentó estar a la vanguardia cuando se planteó que la seguridad era una problemática integral que no responde a la mirada de tal o cual delito o de determinada actividad nacional o transnacional de delitos complejos de manera exclusiva, sino que tiene que ver con muchos factores que, a lo largo de todo este tiempo, hemos ido analizando. Seguridad no solo es hablar de “Mi Sangre”, también es hablar con los sacerdotes que trabajan en la villa y que están en contacto con la problemática social, ya que es allí donde se generan buena parte de muchos de estos conflictos.
Las cosas no son casuales. Para no irnos tan atrás, los robos y delitos de los últimos tiempos tienen siempre vinculación con la droga, el mismo hilo conductor que nosotros planteábamos años atrás cuando empezamos a tocar estos temas. Es muy importante la actividad de la justicia como la de las fuerzas policiales y sanitarias; los gobiernos deberían tener como política la prevención”.
El debate en América Latina y la respuesta del Estado
“En América Latina y en algunos de los barrios y suburbios de ciudades de Estados Unidos, también hay un hilo conductor que siempre tiene que ver con la droga. La respuesta estatal es muy diferente en cada caso, y tiene que ver con el tipo de gobierno que lleva adelante esas políticas. No es la misma política de Estado la que tuvo México con el gobierno anterior que la del actual gobierno. Lo que se observa es que no hay mucha diferencia entre fenómenos como el de las maras –que hemos abordado mucho–, en El Salvador o en Guatemala, y organizaciones que se han instalado en distintos lugares de la Argentina. Se comienza a evidenciar una cultura común. El siglo XXI demuestra que el mundo es cada vez más chico, en el sentido de que la gente tiene mayores medios y posibilidades de información y hasta mayor facilidad para trasladarse. Nuestro desafío tiene que focalizarse en encontrar estos lugares comunes para ganar tiempo, y hacerlo desde la experiencia ajena, aprovechar al máximo a personas que hace muchos años vienen estudiando estas problemáticas. Debemos dejar la mezquindad que tenemos los argentinos. Desde aquí, nosotros también hemos estado a la vanguardia al plantear que los países de América Latina deben tener sistemas de intercambio informativos, pero no solo para la captura de los grandes jefes de los carteles que se dedican a la trata, al narcotráfico, sino en el sentido de lograr un gran nivel de comunicación para encontrar una solución a muchos de estos temas. La realidad de alguna colonia de las afueras del D. F. de México no tiene mucha diferencia con lo que pasa en algún barrio del Gran Buenos Aires. Los gobiernos deberían tener la grandeza de, no solo intercambiar esta información, sino generar un debate en el que se puedan producir ideas y propuestas que se puedan llevar adelante en la Argentina y que, tal vez, puedan ser de gran utilidad en otro país latinoamericano y viceversa.
Nosotros no nos ponemos a hablar ahora de narcotráfico, trata de personas y demás temas porque están en la tapa de los diarios. Estas problemáticas y temas que hemos abordado los venimos tratando desde hace muchos años con humildad e intentando que sean herramientas útiles para nuestros países”.
El próximo Seminario sobre Seguridad Hemisférica en Buenos Aires
“Creemos que las cosas, las ideas o los proyectos que comienzan, tienen que tener una etapa de conclusión. Porque de otra manera, se incurre en una tendencia casi tan peligrosa como la de no hacer nada, y que es la de vivir discutiendo. Nosotros proponemos debatir y evaluar en el momento del diagnóstico, pero luego tenemos una responsabilidad mucho mayor que es la de proponer. Es necesario tener la capacidad de proponer. Del próximo seminario esperamos que surjan ideas y propuestas concretas que ayuden a mejorar la calidad de vida no solo de los ciudadanos de la Argentina, sino también de los habitantes de otras latitudes que van a asistir a este seminario. Estamos convencidos de que lo vamos a lograr, por la calidad y el expertise de los disertantes que vendrán. Aspiramos a realizar un aporte, en primer lugar un homenaje a todos aquellos que, de forma independiente, personal o aislada –y aquí incluyo universidades, ONG, fuerzas de seguridad–, trabajan para encontrar las mejores fórmulas y soluciones para estos problemas. Pero también lo hacemos en reconocimiento a todo el trabajo realizado en estos años por nuestro equipo de periodistas, colaboradores, académicos y a todos los que nos han apoyado, con gran valentía, a hablar de estos temas que hoy son inocultables. Estamos hablando de algunas de las problemáticas que afectan de forma más directa la calidad de vida de los ciudadanos, porque no hay un bien mayor a proteger que el bien de la vida misma”.
Mario Montoto es Presidente de TAEDA.