Según los análisis de todos los bloques legislativos formulados en la sesión del pasado 19 de diciembre, los recursos votados en la Legislatura permitirán un presupuesto holgado y cómodo para la gestión de los subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires en el año 2013.
Por ello resulta tan desconcertante, y también bochornosa, la tarifa propuesta por Mauricio Macri, aunque sea la “técnica”. Evidentemente el análisis que formulan en Bolívar 1 tiene que ver con otros niveles de prioridad, y parten de la lógica economicista y empresarial de su manejo de lo público.
El jefe de gobierno de la Ciudad y sus equipos económicos piensan como empresarios: estarían intentando trasladar los costos de las obras – tanto las nuevas como las atrasadas en el subte – a la tarifa, como cualquier empresario que traslada costos e incluso algún margen de ganancias a los precios.
Esta identificación entre ciudadanos y clientes, esta confusión economicista entre servicio público y empresa e intereses particulares, esta deformando, pervirtiendo la acción de gobierno en la ciudad de Buenos Aires.
Según trascendieron en estos días los propios informes de Metrovías, el costo operativo del subterráneo asciende a $ 1.400.000.000 incluyendo personal y mantenimiento, sin obras nuevas ni remodelación.
Manejando los datos conocidos hasta la fecha, con una recaudación del subte con un millón de personas por día a $ 2.50 la tarifa actual (posible estimación de $ 790.000.000) más los impuestos votados y actuales existentes para el mantenimiento de la gestión técnica, (que podrían ascender a unos $ 1.100.000.000 anuales) tendríamos hasta un sobrante de más de $400.000.000.
Ese dato, que ayer circulaba por las oficinas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, justamente permite señalar que no es pertinente el aumento de la tarifa, ni técnica, ni subsidiada, a menos que Macri pretenda el traslado de los gastos de obras nuevas.