Si algo ha quedado demostrado en las últimas décadas, es que para que la Argentina crezca, se necesita del trabajo conjunto del gobierno, de la sociedad, del sector privado y de las organizaciones sociales. Cuando no aparece un hilo conductor donde se trabajen lineamientos compartidos no hay posibilidad de crecimiento. Hoy, lamentablemente, estamos muy lejos de encontrar el rumbo y las expectativas para el futuro cercano son poco esperanzadoras.
Como expresó el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en una entrevista hace algunos días: “El gobierno de Alberto Fernández está funcionando mal. El presidente funciona mal”. Fernández está cada vez más alejado de la preocupante y urgente realidad que apremia a nuestro país. Las últimas inquietudes de la Casa Rosada fueron cerrar definitivamente el capítulo de la fiesta realizada en la Quinta presidencial de Olivos en medio de la pandemia y el cambio de diseño de los billetes. Está claro que las prioridades del gobierno distan demasiado de las de la gente.
El gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner no solo no da respuestas, sino que, sus internas y diferencias, golpean aún más a la sociedad argentina. La desautorización permanente a la figura del presidente y de sus ministros nos genera una mayor incertidumbre. Imaginábamos que la ambición de poder del kirchnerismo podía generar fisuras, pero no en una situación tan comprometida. El kirchnerismo se está bajando del barco que ellos mismos construyeron antes de que se hunda.
En este complejo panorama tenemos que hacer frente al problema de la inflación. Hace tres años que nos encontramos en caída libre y el poder adquisitivo de los argentinos está por el piso. Recién hace unos meses, y casi a modo de broma, el presidente expresó su decisión de combatirlo sabiendo que la inflación es sin lugar a dudas una amenaza creciente para los más vulnerables.
A diferencia de lo que sucede en a nivel nacional, en la Ciudad de Buenos se gobierna con un plan integral.
Plan integral en seguridad, en desarrollo económico, en medio ambiente, y en cada una de las materias donde el Estado debe velar por el interés general, con un solo objetivo: mejorar la calidad de vida de los porteños y de cada uno de los que transitan la ciudad de todos los argentinos.
Tenemos que pensar qué país queremos para los próximos años. Si algo está claro es que no podemos continuar de la misma manera. Necesitamos un gobierno que tenga las mismas prioridades que la gente. Falta mucho todavía, pero en el 2023 vamos a tener la oportunidad de elegir un nuevo gobierno, donde la transformación no pare.