Después de varios titubeos y una negación a admitirlo públicamente, la vicejefa del Gobierno porteño, María Eugenia Vidal, comenzó a jugar en el mayor distrito electoral del país, dando sus primeros pasos en la construcción de un armado provincial de cara a 2015.
Para Vidal, oriunda del barrio porteño de Flores, no fue una decisión fácil. Especialmente porque no fue espontáneamente suya, sino de su jefe, Mauricio Macri, y fogoneada por el armador del Pro en el interior, el ministro Emilio Monzó, que intentó subsanar así el fracaso de su movida para llevar a la hoy senadora Gabriela Michetti a Provincia. No pudo con una, pero pudo con la otra.
La aspiración personal de “Mariu”, como la llaman quienes la aprecian, era pelear en una interna la sucesión de Macri. Pero decidida a mostrarse como una jugadora de equipo, aceptó –un poco a regañadientes– ser la cara visible en territorio bonaerense que otorgue densidad a la precandidatura presidencial de Macri y, seguramente, a la suya como gobernadora.
Mujer de carácter. “¡¿Encima de que me estás pidiendo que me vaya a Provincia con una derrota segura me cuestionás porque planteo dudas?!”, le respondió una vehemente Vidal a Macri cuando este, en los últimos días de noviembre, la presionó para que pasara a la acción y dejara de fijarse en algunos puntos que le generaban dudas, según pudo saber Noticias Urbanas en las recorridas por los pasillos de Bolívar 1.
Es que una de las cuestiones que le preocupaban (y preocupan) a la vicejefa es el tema de los fondos (en recursos monetarios y humanos) y el apoyo contundente del Pro para una campaña de dimensiones gigantescas que requerirá no solo de militantes sino de mucho dinero. Desde la cúpula macrista responden que “eso va a estar porque tiene el apoyo de Mauricio”. Pero por alguna razón, vinculada a los manejos de los subalternos más próximos a Macri, Vidal desconfía.
La otra duda refería al control en el proceso de decisión: Vidal no quería poner la cara y ser en los hechos una subordinada de Monzó y Marcos Peña. La vicejefa habría conseguido el estatus anhelado, pero Macri emparejó ubicándole como compañero de caminatas –léase rival interno– a su primo Jorge, el intendente de Vicente López.
Si bien el líder del Pro no se quiere desprender de su primo –se iría automáticamente con Sergio Massa–, muchos creen que la relación tras el cierre de listas en junio último quedó atravesada por la desconfianza. De hecho, motivos no faltarían hasta desde lo simbólico: justo días después de que Massa debutó con duras críticas a la gestión Pro en la Ciudad, Jorge Macri se reunió con el flamante diputado y el resto de los intendentes del Frente Renovador bajo el paraguas del tema de los saqueos y la protesta policial.
Macri hizo kirchnerismo puro y quiso evitar que un solo jugador se quede con todo, ubicando a su primo junto a Vidal y enviándolos a armar en Provincia, formalizándolo en una puesta en escena en la costanera de Vicente López con foto incluida. Incómodo papel para el economista Carlos Melconian, quien hasta hace poco afirmaba contar con el aval de Mauricio para jugar por la gobernación.
Arrancaron las bajadas. Aunque ella no quiere hablar aún de un comando de campaña, ayudarán a apuntalar a Vidal dos ministros porteños: Néstor Grindetti, quien es el referente macrista en la Tercera Sección (y buscará la intendencia de Lanús en 2015), y Esteban Bullrich, que hizo su cambio de domicilio de la Capital al partido de Junín para cimentar la candidatura de Macri y de quien este elija en Provincia, pero sin aspiraciones personales propias (aunque podría pedir volver a ser diputado). También estará muy cerca asesorando el concejal de Morón Ramiro Tagliaferro, marido de Vidal.
Los movimientos de Vidal ya comenzaron y el debut sin Macri se dio hace unos días con un asado nocturno en Gerli (Lanús), organizado por Grindetti, en el que la vicejefa conoció a cada uno de los referentes Pro de la Tercera y les dijo que tiene “mucho que aprender” de ellos, porque su experiencia hasta ahora era porteña. Además, les pidió que le organicen una agenda. En breve, ella realizará otra bajada bonaerense, esta vez en San Fernando, cuyo referente local es el concejal Alex Campbell, recelado por los de Jorge Macri. El mes que viene visitará la costa atlántica.
Pero también sus movimientos son tácticos: se encontró a solas y en secreto con el expresidente Eduardo Duhalde en su quinta de San Vicente. Aunque Vidal intentó evitar la difusión y el motivo de la reunión –compartir experiencias gubernamentales para tratar adicciones–, el encuentro muestra que la colaboración entre Duhalde y Macri va más allá de lo que ambos admiten.
No solo el Jefe de Gobierno le pidió a Vidal que vaya en su representación a San Vicente y también al lanzamiento del libro Don Raúl, de autoría de Duhalde, sino que también se puso en contacto con un histórico operador del expresidente para que le preste ayuda en temas mediáticos. Será por la desconfianza que les inspira Massa a ambos.
A pesar de todo, Vidal se animó a tirarse a una pileta con poca agua, a sabiendas que en la carrera por la Provincia estará peleando entre dos elefantes: el massismo y el sciolismo-kirchnerismo. Cerca de ella cuentan que se fastidia con el juego mediático y las operaciones. Tal vez sea hora de que se vaya acostumbrando.