En las últimas dos semanas venimos escribiendo acerca de las villas y asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires.
En los últimos días la mayoría de nosotros vivimos atónitos los acuartelamientos policiales y los saqueos en distintas provincias argentinas. Sin diferenciar oficialismo de oposición, donde “paró” la policía hubo saqueos.
Desde un sector del oficialismo se esgrimió la teoría que los saqueadores eran enviados por la policía. Puede ser que sí. Puede que no. Lo cierto es que la relación entre sectores enormemente pobres con la posibilidad de que se los utilicen para delinquir existe.
Esos grandes bolsones de pobreza son caldo de cultivo para que los maneje la policía o el narcotráfico. O los dos.
En ambos casos no hay ley. Hay dominio a través de la fuerza. Esta ausencia de ley incluye a la policía que, como reconoce el gobierno nacional, puede mandar a pobres a delinquir.
De las villas de la Ciudad no salieron a saquear. La Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Metropolitana no pararon. ¿Podría haber pasado? Sin duda.
En las villas de la Ciudad el 42% de las mujeres son jefas de hogar. Según cuentan los curas villeros existe una relación estrecha entre muchas de estas mujeres y el narcotráfico. Esta relación es por protección. Los narcos las protegen, ellas ayudan en el tráfico.
En las villas solo el 6% tiene trabajo formal. El 37% tiene trabajo informal. El 26% hacen changas.
De estas debilidades vive un sector de las fuerzas de seguridad. Y el narcotráfico.
El Gobierno se equivoca de cabo a rabo cuando piensa que contiene a este vasto sector social con planes y con gobernadores amigos. La “Liga de Gobernadores”, que puso al jefe de Gabinete, miró atónico cómo dejaron de ser la garantía de gobernabilidad en la Argentina.
¿Cómo se sale de esta encrucijada? Para empezar, y salir de la coyuntura, el miembro de la fuerza de seguridad que no entiende que está supeditada al poder político tiene que pasar inmediatamente a retiro. Si son muchos, habrá que pasarlos igual. ¿Por qué? Muy sencillo, son personas armadas y con uniforme que actúan por afuera de la ley.
¿Para adelante cómo se sale? Con más ley, mucha más ley, que quiere decir reglas claras e iguales para todos. Con mucha más educación. Y con muchos menos planes.